Con ustedes: Louisa May Alcott

Era el año 1863 cuando en Estados Unidos de América, Abraham Lincoln, en medio de la Guerra de Secesión, rompía las cadenas de la esclavitud y, a su vez, una empoderada Louisa May Alcott, enfermera voluntaria en la guerra, gestaba la abolición de lo establecido socialmente para las mujeres, a través de su magnífica pluma.

«Las mujeres han sido llamadas reinas por mucho tiempo, pero el reino que se les da no vale la pena gobernar» (Louisa May Alcott. The sunny side)

Esta intrépida autora tuvo una vida muy sacrificada ya que debido a las carencias económicas de su familia se vio obligada a trabajar desde temprana edad. Fue hija de la activista Abigail May Alcott y del filósofo trascendentalista Amos Bronson Alcott. Tanto su madre como su padre ejercieron una fuerte influencia política y feminista sobre Louisa y sus tres hermanas, ya que ambos luchaban por la revolución educativa, la abolición de la esclavitud y el derecho al sufragio femenino por lo cual, al ser educadas en casa, recibieron una instrucción revolucionaria.

Louisa mostró una gran vocación como escritora desde su juventud, siendo 1854 el año en el que publicó su primer libro llamado Fábulas de flores.

La obra cumbre de esta increíble feminista fue Mujercitas, publicada en 1868, con la cual alcanzó la fama y pudo obtener su tan ansiada estabilidad económica (además de esparcir su filosofía feminista entre la juventud).  

La Jo de Louisa

Quiero empezar la recomendación de Mujercitas agradeciéndole a Louisa por crear a un personaje tan fuerte como Jo y permitirnos a las niñas de hoy, pero sobre todo a las de ayer, el soñar con poder trascender. Mi “yo” feminista de 8 años también se lo agradece, ya que moría por ser Jo y escribir un libro, pero las niñas de antes, las de 1868, quienes tenían como único modelo de vida el ser amas de casa, bondadosas, complacientes y dóciles, se lo agradecen aún más. ¿Por qué? Porque Louisa May Alcott les mostró una puerta que pocas personas habían abierto hasta ese momento. Una salida a los parámetros sociales que se esperaba que cumplieran las niñas al crecer. Les regaló opciones para no seguir con la tradicional sumisión a la cual estaban acostumbradas las mujeres. Les dio alas y les mostró que sí era posible volar solas.

«Hay un libro en el que creí ver reflejado mi futuro: Mujercitas, de Louisa May Alcott…Yo quería a toda costa ser Jo, la intelectual. Compartía con ella el rechazo a las tareas domésticas y el amor por los libros. Jo escribía, y para imitarla empecé mis primeros cuentos cortos» (Simone de Beauvoir. Memorias de una joven formal)

Fotografía: Lorena Cano
Instagram: @miss.miscelanea

¿Quién es Jo? Pues ella fue un grito feminista que rompió con las barreras que la sociedad imponía sobre las niñas, dándoles la oportunidad de saber que podían ir más allá de lo predispuesto para ellas, que podían ser profesionales, que no necesitaban ser perfectas ni tener un marido y, sobre todo, que no debían sentirse culpables por tener un pensamiento y un comportamiento, ¿cómo podría llamarlo? ah, sí: HUMANO.

En esa sociedad que nos creía a las mujeres muñequitas de porcelana, frágiles y manejables (lo cual se puede apreciar con el comportamiento moralista, extremadamente bondadoso y sumiso de las tres hermanas restantes), surgió un personaje que quebrantaba todo aquello. Surgió una niña que se devoraba los libros, aunque estos estuviesen prohibidos, surgió una luchadora que se las ingenió para poder publicar sus escritos en un mundo dominado por hombres, surgió una mujercita que sin remordimientos podía ser ella misma: temperamental, irreverente, graciosa, sincera y valiente.

Sin duda, Jo se robó por completo el protagonismo de esta obra ya que ella fue el reflejo auténtico de la autora.

Reseña de Mujercitas

Dejando un poco de lado mi eterna admiración hacia la autora y hacia su alter ego, Jo, les quiero contar un poco más del libro. Inicialmente la obra tenía solo una parte, pero luego del éxito que alcanzó, la editorial le solicitó a Louisa que escribiera una secuela, lo cual ella no había contemplado. En esta segunda parte, la autora se ve presionada por la crítica y por sus seguidoras a variar en cierta forma lo que ella había establecido para algunos personajes, cosa que no explicaré en este artículo ya que sería spoilearles el libro, así que me centraré solo en la primera parte de este.

La historia transcurre en el contexto de la Guerra Civil en Estados Unidos de América. Las protagonistas son cuatro hermanas llamadas Meg, Jo, Beth y Amy, quienes viven en un humilde hogar junto a su madre (Marmee) y a la leal Hannah (la criada). El padre de las chicas se encuentra en la Guerra Civil y la madre, junto a las dos hermanas mayores, se ven en la obligación de trabajar para poder mantener a la familia. Gracias a la bondad de la madre, la cual inculca en sus hijas buenos valores y “costumbres”, se ganan la amistad de sus vecinos ricos: el viejo señor Laurence y su nieto Theodore Laurence; convirtiéndose este último en un muy buen amigo de las hermanas March, pero sobre todo de Jo.

Es así como las hermanas deben aprender a convivir en armonía y a resolver sus conflictos, pasando por pruebas muy duras y dolorosas de las que salen airosas y gracias a las cuales valoran más a la familia y la propia vida.

En esta historia no hay personajes antagónicos marcados, pero Louisa nos presenta una imagen de la sociedad que funge como villana, con moralismos extremos y estereotipos propios de la época. El chisme y los prejuicios son los villanos máximos, mientras las protagonistas luchan con ellas mismas por lograr mantener la unión familiar y la calma en momentos críticos, convirtiéndose a veces en sus propias enemigas.

Algo que me gustó muchísimo del libro, es la sororidad que se da entre las hermanas. A pesar de tener peleas y desacuerdos, estas mujeres siempre se mantienen unidas, apoyándose las unas a las otras. Cada una es diferente y lo bello es que se aman y respetan a pesar de que no desean lo mismo en la vida.

Fotografía: Lorena Cano
Instagram: @miss.miscelanea

Margaret, conocida como Meg, es la mayor y se caracteriza por ser una joven hermosa, tradicional y romántica. Sueña con casarse y formar su propia familia.

Josephine, conocida como Jo, es la segunda, quien se caracteriza por ser rebelde e independiente, además de tener un comportamiento que los demás asocian como “masculino”. Su sueño es ser reconocida como una gran escritora. Lucha por controlar su carácter y por aprender a respetar los deseos de sus hermanas, así difieran mucho de lo que ella considera correcto (y esto se ve muy marcado casi al final de la primera parte de la historia).

Elizabeth, conocida como Beth, es en cambio una niña muy tímida y sumisa. Se caracteriza por ser demasiado bondadosa y anteponer a los demás frente a ella. Es una pianista prodigiosa y amante de los animales.

Finalmente encontramos a Amy, la menor de las hermanas. Al inicio del libro se muestra como una niña engreída, vanidosa y caprichosa, pero muy a pesar de todo tiene buenos sentimientos y es capaz de cambiar por su familia. A mi parecer, es el personaje que más evoluciona a lo largo de la historia, ya que lucha consigo misma por cambiar y convertirse en una mujer altruista.

Por último, quisiera mencionar que mi parte favorita del libro es cuando Jo hace un sacrificio por salvar a un miembro de la familia, lo que la convierte en mi heroína definitiva. De por sí, el poder conocer a un personaje tan fuerte como Jo creo que es motivo suficiente para animarse a leer este clásico.

Les prometo que amarán la obra. En ella podrán identificar comportamientos machistas propios de la época, los cuales las sacará de quicio, pero también admirarán la capacidad de la autora por quebrantar dichos comportamientos, lo cual se goza a través de nuestra mirada feminista.

¡Grande, Louisa!