La francesa Emmanuelle Charpentier y las estadounidenses Jennifer Doudna y Andrea Ghez se hicieron acreedoras de los Nobel de Química, las dos primeras y la última de Física, en reconocimiento a su gran labor de investigación.

En el caso de Charpentier y Doudna, ambas han creado las “tijeras genéticas” CRISPR/Cas9, con las que se puede cortar y pegar el ADN a voluntad y editar cualquier forma de vida de forma rápida, sencilla y eficaz. Sus investigaciones ayudan no solo a mejorar cultivos y revivir especies en peligro de extinción, sino también a encontrar mejores terapias para el cáncer, incluyendo curas para las enfermedades hereditarias.

“Deseo que esto lleve un mensaje positivo específicamente a las jóvenes que desean seguir el camino de la ciencia…, que les muestre que las mujeres científicas también pueden tener un impacto en la investigación que están realizando”, afirmó Charpentier.

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Andrea Ghez completa la terna de los premiados en Física junto a los científicos Reinhard Genzel y Roger Penrose, por sus investigaciones acerca de los agujeros negros. “Los laureados de este año han revelado los secretos de los rincones más oscuros del universo. Pero esto no es solo una antigua aventura llegando a su victorioso final, es un nuevo comienzo a medida que nos acercamos cada vez más a los horizontes de los agujeros negros”, ha destacado la Academia Sueca durante el comunicado.

Ghez es la cuarta mujer que gana este reconocimiento. Antes de ella fueron Marie Curie (1903) por sus investigaciones en radiación, Maria Goeppert-Mayer (1963), quien propuso el modelo de capas nucleares, y Donna Strickland (2018) por su método para generar los pulsos de láser más cortos e intensos creados por la humanidad.