Escribo esta columna a media noche, escuchando Poetas de Latinoamérica de Celeste Carballo, de hecho esta columna le debe su título a esa canción.  A esta hora, la suerte parece estar echada, Pedro Castillo Terrones, un profesor rural es el virtual Presidente de la República, a 200 años de la independencia. Una imagen que no niego me emociona muchísimo por lo que representa para quienes durante siglos han sido considerados como “ciudadanos y ciudadanas de segunda clase”.

Evidentemente, Keiko Fujimori no se ha quedado contenta ante su tercera derrota y nos ha regalado una narrativa trumpesca sobre fraudes en mesa porque hubo lugares donde nadie votó por ella.

Un montón de personas que conozco se han comprado toditas las denuncias de fraude de los fujimoristas. Son personas que han tenido acceso a educación universitaria, un verdadero privilegio en un país como el nuestro. Sin embargo, son incapaces de verificar, de ir un poquito más allá de lo que les dicen. Hasta han resucitado una noticia del 2020 para levantar el fantasma del terrorismo.

Los observadores internacionales del proceso electoral peruano han felicitado a nuestras instituciones. Después del fraude del 2000, la labor de la ONPE y el JNE no se ha visto manchada, hoy, hasta podemos seguir el conteo en la web, ver las actas y se han transmitido las sesiones de los JEE.

Entiendo el miedo y la incertidumbre que ataca a algunas personas, porque el terror mediático no tuvo precedentes, demonizaron a Pedro Castillo y no dieron tregua. No digo que el virtual presidente de la República, no tenga mucho que mejorar y varias cosas que explicar sino que no es el demonio que nos pintaron. Comprendo lo mucho que se han esforzado miles de personas para tener cierta estabilidad económica pero hay que mantener la cordura, hay que apelar a la razón, hay que jugarse por la verdad. Demostrar una vocación democrática real, sacudirse el clasismo, examinar si nuestras opiniones no vienen espolvoreadas de un racismo que no hemos superado.

Los pedidos de nulidad de 745 actas (prometieron 802) van siendo declarados improcedentes porque en algunos casos no pagaron las tasas previstas, porque carecen de argumentos, porque son una muestra más de que haber estudiado en las universidades más exclusivas del país,  no impide a profesionales del derecho a prestarse para generar caos sin tener una sola prueba o argumento sólido que los ampare.

Han salido varios miembros de las mesas denunciadas, comunidades enteras a desmentir a quienes pretenden que el voto de personas en la sierra peruana no cuenten. Desde mi punto de vista, no solo es una candidata ejerciendo los derechos que le concede la ley, sino un atropello a miles de ciudadanos y ciudadanas por la exabanderada de la democracia y la libertad que nos vendió el establishment.

Esa “serranía que ha llenado las ánforas a su antojo” , de la que soy parte como arequipeña, tiene el mismo derecho al voto que cualquiera de los señores de cuellos blancos y corbatas abusadas al estilo windsor. Cuando hay elecciones, ese domingo es el único día donde todos y todas contamos igual: un ciudadano, una ciudadana, un voto, no importa si es en San Isidro o en Acora. 

Ha llegado el momento del verdadero diálogo democrático y exijamos del presidente electo compromisos necesarios para un país que no deje atrás a nadie. Pidamos cuentas a la prensa parcializada que atentó contra nuestro derecho a la información y eduquémonos todos y todas para dejar atrás el racismo, el clasismo y el terruqueo gratuito a cualquiera que no piense como nosotros.

Estemos alertas ante un Congreso saliente y sus intenciones insanas de hacer reformas constitucionales sin debatir públicamente y a espaldas de la ciudadanía. Seamos ciudadanos y ciudadanas con vocación de construir un país que tiene como pilares la solidaridad, la justicia, la libertad y la igualdad.

No esperarán más a llegar al cielo los pongos para alcanzar justicia divina, el invierno fue de los necios y los patrones, pero la primavera será nuestra.