El Pleno del Congreso aprobó una ley que permite que los miembros del Tribunal Constitucional ya no sean invitados directamente por las bancadas, situación que ocasionó la debacle del Congreso anterior por el intento de meter al TC al primo del presidente del Congreso Pedro Olaechea.
Con la nueva ley, los miembros serán elegidos por concurso público, lo que busca evitar repartijas de bancadas. Los únicos que se opusieron a esta nueva modalidad fueron los congresistas de Fuerza Popular, pero nadie les hizo caso. La reforma del TC, que busca establecer criterios de transparencia y meritocracia, fue aprobada por 112 votos.
Así también, ya no participarán como veedores la Defensoría del Pueblo, la Junta Nacional de Justicia ni la Contraloría por afectar sus derechos constitucionales. Ahora la Contraloría no solo será receptora de declaraciones de bienes y declaraciones juradas de los postulantes sino que también podrá examinarlas.
Parece que todo está muy bien, pero no, a pesar de las evidentes dificultades que han tenido las mujeres para poder ser parte del TC, hasta la actualidad solo dos han sido miembros de esta institución, y por primera vez tenemos una presidenta, el congresista Omar Chehade, presidente de la Comisión de Constitución, mutiló el principio de paridad y el de igualdad de oportunidades del texto final, lo que generó la protesta de Rocío Silva Santisteban del Frente Amplio y de Carlina Lizárraga del Partido Morado.
Esta mutilación fue a pedido de Acción Popular, Alianza para el Progreso, Podemos Perú y Fuerza Popular, y lo consiguieron con el beneplácito de Chehade.
Si en 40 años, que estuvo presente el principio de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, solo dos pudieron a llegar a ocupar algún puesto, ahora que ya no está ese principio, tranquilamente el próximo TC puede estar compuesto por siete hombres.