El fujimorismo ha decidido que la congresista evangélica Tamar Arimborgo sea la presidenta de la Comisión de Educación, y con eso sigue reafirmando que la educación peruana le importa muy poco.

Pero cómo puede importarle la educación a una mafia que ha entrado al gobierno solo a usar el poder para beneficiarse a sí misma, que corrompe tanto como en los lejanos años 90, que se sigue enriqueciendo ilícitamente y comprando la voluntad y los votos a punta de fajos de soles.

De ellos solo se puede esperar que una Arimborgo los represente en la única posibilidad que tenemos de ser otro país a largo plazo: la educación. Porque Arimborgo es todo lo que ellos son: ignorancia, bravuconada, desprecio, maltrato al prójimo, aprovechamiento, oportunismo, criminalidad organizada.

Al fujimorismo le conviene poner este tipo de representantes en puestos claves como Educación impidiendo avances y mejores en este campo, y atrasándonos más, porque es la educación de calidad la única que puede frenar sus intereses de despojo continuo de las arcas del Estado, es gente educada la que puede detener sus ansias de destrucción constante de la institucionalidad y los avances progresistas, es el acceso a la educación de los más empobrecidos lo que puede quitarles votos y sacarlos del poder.

Por eso necesitan a Arimborgo ahí, para que el Perú no pueda progresar. Ese es su objetivo final.