Quienes fueron testigos de la desastrosa presentación del precandidato a la presidencia de Acción Popular, Alfredo Barnechea, en Canal N, no dudaron en preguntarse cómo es posible que con tanto tiempo en política ningún asesor o asesora le haya podido quitar o disminuir siquiera todas las taras que perjudica su imagen en la política peruana. La ausencia de carisma puede sortearse con intentos de mostrar humanidad, empatía, reflexión solidaria, incluso buen humor, más que aires de superioridad, esencialismos y mentiras que se van a evidenciar. Pero a Barnechea no le entran balas.
Aquí les mostraremos solo algunos de sus más relevantes problemas comunicacionales:
- Pelearse con la prensa. ¿Quiere que le haga su campaña Expreso y Willax?
- Patanería y soberbia intelectual. ¿Nadie le puede decir que no se cruce de brazos cada vez que le contesta mal a Mavila Huertas?
- Alzar la voz cuando le repreguntan y la repregunta no le gusta.
- Falta de autocrítica y negación de sus desplantes clasistas frecuentes que originaran su debacle en las elecciones pasadas.
- Hacer referencias a conceptos políticos lejanos del Perú y de sus pobladores: “Lo que los franceses llamarían cohabitación” (¿?), “Cuando Mitterrand el año 86 pierde el Congreso llama a Jacques Chirac” (¿?)
- Sus ataques gratuitos a Vizcarra y su afinidad y admiración por Alan García.
- Infantilizar a la conductora como si fuera incapaz de hacer operaciones matemáticas básicas.
- Creer que nacer en provincia automáticamente lo convierte en un ser humano con empatía y compasión.
***
El sombrero
Aquí vemos como Alfredo empuja a una niña, rechaza un sombrero que le están obsequiando prácticamente y se lo coloca violentamente a la persona que se lo colocó, luego no quiere que la gente lo toque. ¿Qué clase de político rechaza a la gente que lo quiere? Alguien que los desprecia.
El chicharrón
Barnehcea rechaza el chicharrón de una mujer que le dice presidente y humildemente le regala el potaje que había preparado en su puesto de mercado.
El desplante
Barnechea pasó por atrás de Mercedes Aráoz despidiéndose de todos los presentes hombres en la mesa y a ella no la mira ni se despide. Y no se trata de evitar la corrupción, porque no tiene problema en despedirse del fujimorista que estaba al lado de Aráoz. “No la vio”, dijo Barnechea. Entonces es misoginia, un desprecio particular hacia las mujeres. Volvió a repetir ese acto en una entrevista en RPP con los periodistas Del Río y Carvallo, cuando se despidió del hombre y no de la mujer. A quien sí no vio fue a PPK.
Ahora volvió a comer chicharrón, pero parece que tampoco le gustó.
