La Superintendencia Nacional de Educación (Sunedu) negó el licenciamiento institucional a la Universidad Alas Peruanas porque “no cumplió con ninguna de las condiciones básicas de calidad evaluadas”, como señaló el director del ente estatal que vela por la calidad universitaria, Martín Benavides.

Según la Sunedu, “todos los estudiantes que estaban en esta universidad no accedían a un servicio universitario de calidad”, por lo que se le quitó la autorización de funcionamiento. Con ello, la universidad ya no puede convocar ni admitir más estudiantes y debe iniciar un plan de cese en donde diseñe una estrategia en relación con la continuación del servicio para sus estudiantes.

La resolución de la Sunedu fue notificada el 24 de diciembre y al día siguiente se publicó en el Diario Oficial El Peruano. El proceso de evaluación de la Universidad Alas Peruanas duró dos años y medio e involucró su sede central y sus 17 filiales.

El mismo día que se notificó la denegación de la autorización de funcionamiento, la Universidad Alas Peruanas anunció que se fusionaría con la Universidad Norbert Wiener, la cual sí logró su licenciamiento. De esta forma, los estudiantes de la fenecida Alas Peruanas pasarían a culminar sus estudios en Norbert Wiener. El proceso de fusión durará un año, no se podrán usar los locales no licenciados y Norbert Wiener deberá presentar a la Sunedu un plan de adecuación y mejoramiento de la calidad.

Razones del cese

Entre las razones del cese de funcionamiento, la Sunedu explicó la mala infraestructura, así como la imposibilidad de garantizar agua potable para los alumnos de algunas filiales de la universidad, en donde incluso se encontraron heces fecales y animales.

La universidad no ha podido garantizar que el agua potable suministrada en todos sus locales sea apta para el consumo humano. Por ejemplo, se encontraron coliformes fecales en la muestra de agua presentada para el local de la filial Andahuaylas. Asimismo, la Sunedu constató la falta de mantenimiento de las cisternas de agua de algunos locales, al evidenciar la presencia de desperdicios (filiales Ica y San Martín), así como heces y animales (filial San Martín)”. 

Asimismo, en 12 de las 17 filiales con las que contaba la universidad no culminaron ningún proyecto de investigación, en dos de ellas nunca hubo un solo proyecto, y la evaluación de estos proyectos no garantizaba que se realizaran de forma rigurosa.