Manifestantes ecuatorianos aseguraron que no dejarán la movilización hasta que Lenín Moreno no derogue el “paquetazo económico”.

Todo empezó el 1 de octubre cuando el presidente Lenín Moreno anunció en un mensaje a la Nación una serie de medidas económicas. Tal decisión produjo las inmediatas protestas en todo el país, registrándose con mayor fuerza en Guayaquil y la capital, Quito.

El denominado “paquetazo económico” impuesto por Moreno arrancó la furia de la ciudadanía ecuatoriana ante la eliminación de los subsidios a los combustibles. Con esta medida, la gasolina pasó de costar 1,85 dólares a 2,39 por galón, mientras que el diésel aumentó de 1,03 dólares a 2,28 por galón.

Dentro de las medidas tomadas por Moreno, se dispuso la reducción de las vacaciones para los trabajadores públicos; ya no serán 30 días solo 15. Además, estableció contratos laborales reducidos en donde los empleados deberán ‘donar’ una parte de su sueldo mensual.

“No voy a cambiar la medida, que quede claro, se eliminó el subsidio, se acabó la zanganería“, dijo el presidente Moreno el pasado 4 de octubre como respuesta a las exigencias de los manifestantes.

Par tal efecto, el gobierno ecuatoriano ha determinado que las fuerzas policiales y militares se encuentran en las calles y le hagan frente a la movilización popular. En uno de sus últimos decretos, Moreno estableció un ‘toque de queda’, entre las 08:00 de la noche y 05:00 de la mañana, en las cercanías de los edificios gubernamentales de Ecuador.

¿Cómo llegaron a esta situación?

El presidente Lenín Moreno anunció en marzo último que accedió a un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), por un monto inicial de 4 mil 200 millones de dólares. Se sabe que el monto final superaría los 10 mil millones de dólares.

La ‘razón’ del pedido a la entidad internacional fue la “deuda heredada” por anteriores gobiernos. El FMI ha establecido sus condiciones: “Armonización de salarios en el sector público”, que no es otra cosa que la rebaja del 20% del sueldo en los nuevos contratos ocasionales; “Reforma laboral para adaptarse a las condiciones del mercado”, es decir, la privatización de organismos públicos que llevaría, casi inevitablemente, al despido masivo de funcionarios; la famosa “Optimización de los subsidios a los combustibles”, o sea, aumento del 29% en gasolina y 123% en diesel.

Mientras tanto, los manifestantes exigen a Moreno levantar estas medidas que, aseguran, van a perjudicar a los más vulnerables cuando suban los precios de bienes y servicios.

Por las calles de Ecuador

El 2 de octubre se iniciaron las protestas contra el ‘paquetazo económico’. Al paro de transportistas le siguieron otros sectores de la sociedad contando con el respaldo de los indígenas de la Sierra y Amazonía ecuatorianas.

Ante esto, el gobierno ecuatoriano decretó un estado de excepción en todo el territorio nacional, que estará vigente 30 días. Con esta orden, la presencia de agentes policiales y militares se incrementó.

A pesar de las informaciones que se manejan en Ecuador se sabe que, según cifras de la Defensoría del Pueblo hasta el 10 de octubre, se han registrado cinco muertos producto de la represión y del enfrentamiento con los manifestantes.

Asimismo, las agrupaciones sociales han rechazado la detención arbitraria de manifestantes, periodistas y comunicadores populares. El gobierno de Ecuador informó que la cifra de detenidos llegaría a los 714 ciudadanos.

En esta situación, Moreno anunció que movería la sede de su Gobierno hacia Guayaquil, y acusó —¿?— al expresidente Rafael Correa y al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de conspirar para desestabilizar su gestión.

Le dan con Correa

Rafael Correa, expresidente ecuatoriano, no se mostró ajeno ante lo que viene pasando en su país. Calificó como vergonzosa la actuación de la prensa, señalando que ha establecido de forma “descarada” una relación de complicidad con el gobierno de Moreno.

“Estos medios tiene su títere y lo han defendido en todo, manipulando la información”, aseguró Correa.

El mensaje de Correa