8.0
Score

Pros

  • El tallarín a la huancaína con lomo saltado estuvo muy bueno. Cuando la huancaína y los jugos del lomo se combinan, uyyy, ya no ya.
  • El okinawa soba estuvo delicioso. Me hizo recordar el soba que probaba de niña en los festivales peruano-japoneses.
  • Yo no soy de pescado crudo, pero el sashimi que degusté estuvo exquisito. Tienen que probarlo.
  • La atención es rápida y diligente. A pesar de que el local esté full, te atienden bien y rápido.

Cons

  • El olor de la cocina se filtra al ambiente más próximo a ella. Doomo Saltado está trabajando para evitar que esto suceda.
  • Se escucha cierto bullicio en el restaurante, producto de las conversaciones que se dan en todas las mesas. Esto dificulta un poco la comunicación durante el almuerzo.
  • Me hubiese gustado que la carne del lomo no estuviese tan cocinada. En lo personal, un poquito menos de cocción y hubiese estado fantástico.

Final Verdict

Si bien en Doomo Saltado se puede hallar uno de los mejores lomos saltados de Lima, considero que este restaurante ofrece otras delicias dignas de la misma atención. Comida japonesa, fusión, criolla y opciones vegetarianas se encuentran a la espera de ser disfrutadas por comensales amantes del buen comer. Considero que Doomo Saltado constituye un refugio gastronómico al que vas a querer regresar una y otra vez para probar los diferentes platos que ofrece. Muy recomendable.

Hey, ¿cómo están? ¿Todo bien? Pucha, ya comienzo clases la otra semana, así que he andado full terminando unos pendientes. Les comparto que hace un par de semanas visitamos el local que Doomo Saltado tiene en Lince (Av. Ignacio Merino, N° 2501).  Asumo que la mayoría de ustedes —mis queridos lectores— ha ido a Doomo o ha escuchado de este restaurante, que desde hace cierto tiempo, es considerado una parada obligatoria para los amantes del lomo saltado. Sí, en Doomo se puede probar uno de los mejores lomos saltados de Lima. Para serles sincera, he sido clienta de este restaurante desde que abrió su primer local en Jesús María. He ido con familiares, amigos y compañeros de trabajo y todos, en su momento, corroboramos que Doomo tiene uno de los mejores lomos saltados de Lima. Sin embargo, hasta ahora no conocía el local de Lince. Pude visitarlo para escribir esta nota. En esta exploración gastronómica probé otros platos que no había degustado antes en Doomo. ¿Quieres saber qué tal la pasamos en nuestra visita? Pues sigue leyendo la nota.

Como ya es una costumbre, Vero, la fotógrafa oficial de Diario de una food lover (solo a través de Mano Alzada, ya tu saaaaa) fue quien me acompañó en esta exploración gastronómica. Doomo queda en una esquina. Allí fue donde nos encontramos. Al ingresar nos sorprendimos porque el local era bien amplio. La fachada no nos hizo imaginar la verdadera dimensión del establecimiento. Llegamos como a la 1:00 p.m. Estaba lleno.  Afortunadamente, pudimos hallar una mesa adelantito, al lado de la barra. Nos sentamos y Edinho Hayashida, socio de Doomo Saltado, nos acompañó en el almuerzo.

 

Para comenzar, pedimos una jarra de chicha y de maracuyá (14 soles c/u). Ambas se encontraban súper frescas y se sentían bien caseras. Rico. Además, resultaron el acompañante ideal para todo lo que vino después. Comencemos con una entrada japonesa: sashimi de salmón (18 soles).

 

No sé por qué probé este plato. Creo que fue por sugerencia de Edinho. No le tenía mucha fe porque, para serles sincera, no soy de comer pescado crudo, menos sashimi. No es lo mío. Pero saben qué: el sashimi de Doomo Saltado estuvo delicioso. Súper fresco, de corte generoso y con un sabor muy delicado. Me cautivó. El sashimi de Doomo está hecho con salmón del Atlántico. Pídanlo. No se arrepentirán.

 

Otra entrada fría que probamos fue el maki chan (25 soles, 10 piezas). Este maki también fue sugerencia de Edinho. El maki chan tiene langostino empanizado, palta y encimita lleva panceta de cerdo con queso parmesano flambeado. Suena rico, ¿no? Y también sabe rico. Al probarlo, uno llega a percibir un punto ahumado que explota en la boca. Delicioso.

Por lo general, yo suelo pedir maki furai cuando voy a cualquier restaurante que sirva makis, pero el maki chan de Doomo me ha hecho pensar que debo ser más audaz al momento de escoger este tipo de entradas.

Luego probamos otra entrada de origen japonés: las gyozas al vapor (15 soles). Llegaron tibiecitas. Y me encantan que estén como tostaditas. Yummy. Presentaban un relleno generoso y la pasta tenía el grosor ideal para contenerlo sin llegar a opacarlo. Rico.

 

La última entrada que degustamos fue el karaage (10 soles, 4 piezas). Se trata de filete de pierna de pollo empanizada al estilo japonés. Al morder el karaage, no se sentía nada grasoso. Créanme. Y la ensalada le otorga un crunchy súper fresco a cada bocado. El karagee de Doomo cumple; pero —para serles sincera y si solo pudiera escoger un par de entradas— me quedo con el sashimi y el maki.

Al revisar la carta de Doomo observé que ofrecen diferentes tipos de sopas (como gallina ramen, tonkatsu ramen, misoshiru, chasu ramen, etc.). Escogí el okinawa soba (13 soles, media porción). 

Me decidí por esta sopa de pura curiosa. Y menos mal que lo hice porque fue uno de mis platos preferidos. Pucha, me hizo recordar al soba que comía de niña en los festivales peruano-japoneses. Mi infancia retornó a mí en un solo bocado (buuuu). Además, el okinawa soba de Doomo era bien generoso: con varios cortes de kamaboko y de cerdito. Este último se encontraba medio dulzón. Iba muy bien con la sopita y la tortillita mojada en ella, uyyy, ya no ya. En este invierno es un must. Imperdible.

Entre los platos de fondo que Vero y yo probamos se encuentra el chaufa Doomo (39 soles). El arroz estaba bien graneado y recién salteado. Las verduras se sentían frescas y crocantes. Tenía mucho sabor y es un plato como para compartir. No tiene pierde.

   

Y ahora la estrella: el tallarín a la huancaína con lomo saltado (30 soles). Pasu madre. La verdad es que es descomunal y riquísimo. La salsa a la huancaína no estaba ni líquida ni espesa. Se encontraba en el punto ideal para que al combinarse con los jugos del lomo se llegue a un elixir celestial. Y con la papita, el lomo y la cebolla: increíble. Me encantó. De lo mejor que probamos en nuestra visita. Súper recomendable.

No nos podíamos ir de Doomo sin probar el lomo saltado (26 soles, con cuadril). Estaba recién salteadito. Llegó a la mesa con un olor a ahumadito. Delicioso. La papita la encontré bien hogareña y sin pretensiones. El tomate conservaba sus propios jugos. La cebolla estaba crocante y al morderla llegaba a abrumar el paladar. Riquísima. Y el gohan (arroz al estilo japonés) absorbía perfectamente los jugos de la carne. Eso sí, me hubiese gustado que la carne no esté tan cocinada. Es una observación súper personal, ¿no? Un punto menos de calor y ese lomo hubiese estado magnífico.

El último plato de fondo que probamos fue el veggie saltado (28 soles). El shitake (honguito japonés) reemplaza muy bien la carnecita. Lo digo en serio porque llega a absorber increíblemente los jugos del saltado. Me parece una gran alternativa vegetariana. Además, les cuento que el 97% de los platos que Doomo ofrece ostentan una opción vegetariana. El shitake puede reemplazar la proteína original a pedido de los comensales. Así que si eres vegetariano, en Doomo encontrarás varias opciones que estoy segura de que te enamorarán.

Para terminar (sí, comimos algo más, ¡ja!), Vero y yo probamos una torta de red velvet. Se encontraba bien esponjosa y fresca. Tenía un sabor a chocolate blanco. No me pareció para nada pesada a pesar de todo lo que habíamos probado antes. Muy rica.

Cuando Vero y yo almorzamos, Doomo se encontraba full. Edinho comió con nosotras. Me sorprendió que él no tenga que estar pendiente de cómo iban las cosas en el establecimiento. ¿Y saben por qué? Porque confía en su equipo y en la estandarización del servicio. La misma calidad de atención para todos y todas. ¡Genial! El secreto de Doomo Saltado está en respetar la receta original de sus platos más emblemáticos. El lomo saltado, por ejemplo, nació en casa. Es una receta del papá de Edinho. Y desde que Doomo fue creado, la misma preparación ha sido reproducida por distintas manos, con el mismo cariño y pasión por el buen comer.

 

Edinho es un muy buen conversador. No recuerdo qué me estaba diciendo para que yo ponga esa carita (¡jeje!). Hasta Verónica conversó con él y eso que ella no suele hablar mucho en nuestras exploraciones gastronómicas. Otro de los secretos de Doomo es el equipo de trabajo. Sin él, Doomo no existiría. Enseñar, delegar, confiar y asegurar el bienestar del equipo son los baluartes del buen manejo de un restaurante. Doomo lo hace y es por eso que está donde está. Se ha ganado un lugar dentro de una capital cuya oferta gastronómica es una de las más competitivas de la región. Lo bueno es que Doomo no se confía y sigue trabajando para mejorar cada vez más. En lo personal, lo súper recomiendo. Cada vez que he ido como clienta no me ha decepcionado. Todo lo contrario: las personas que me han acompañado y yo salimos contentos y satisfechos. Así que si no has ido hasta ahora, anímate. Estoy segura de que en Doomo Saltado encontrarás el plato ideal para ti y que te va a encantar. Hasta la próxima nota gastronómica.

 

Dirección

Av. Ignacio Merino, N° 2501 (Lince)

Av. Arnaldo Márquez, N° 1536 (Jesús María)

Horario de atención

Lunes a sábado, 12:00-22:30 h

Domingos y feriados, 12:00-18:00 h

Teléfono

(01) 4711000

Delivery

Vía Glovo. También puedes llamar por teléfono.

¿Opciones vegetarianas?

Sí, tiene varias. Prueba el veggie saltado. Está hecho con shitake (honguito japonés).

Más información

http://doomosaltado.pe/

Las precisas

Doomo Saltado ofrece sorbetes ecológicos hechos con fécula de maíz, 100% biodegradables. Además, prontito nos sorprenderán con más alternativas ecológicas: bien.

Recuerda que en Doomo puedes reemplazar la proteína original de la mayoría de los platos por shitake. Así que si eres vegetariano, en Doomo no hay pierde.

Te recomiendo estar atento al fanpage porque pronto Doomo se encontrará más cerca de ti.