Por Lady Vinces Cruz* – Cineclub de Lambayeque

Aprovechando mi selección al Locarno Industry Academy este año, desarrollo algunas reflexiones sobre los que me parecen los apuntes más importantes de este encuentro en México durante el mes de junio, a través de los cuales podemos entrar en diálogo y debate sobre nuestros roles en el sector cinematográfico alternativo o independiente del Perú, desde el lado de la exhibición.

El famoso Festival de Cine de Locarno genera anualmente el Locarno Industry Academy, espacio de encuentro y formación para personas vinculadas al cine latinoamericano en la diversidad de sus roles. En esta ocasión, la temática medular del encuentro en territorio latinoamericano fue la “exhibición”. Todo esto en el marco del 13° FICUNAM, el Festival Internacional de Cine de la UNAM en la ciudad de México, que justamente tenía dentro de sus actividades el Seminario “El Público del Futuro”, que convoca a especialistas en gestión y desarrollo de la cultura de la exhibición cinematográfica en espacios alternativos y comunitarios de Latinoamérica.

Desde la primera hasta la última sesión que tuvimos con los tutores y tutoras del Locarno Industry se dejó claro que estamos viviendo en una constante crisis, donde no se puede hacer lo mismo que antes de la pandemia, menos siendo sobrevivientes a ella. El centro de cada diálogo se presentaba a través de la siguiente interrogante: “¿Qué hacemos frente a la crisis?”, una interesante y a la vez compleja pregunta que resolver. En ese sentido, el Locarno Industry se convirtió en un campo de pensamiento constante de aportes para contestar aquella pregunta.

Compañeros y compañeras de México, Colombia, Chile, Argentina y Perú, dedicados a la distribución, venta de películas y exhibición desde espacios públicos, privados y alternativos, intercambiamos a diario nuestras experiencias personales-laborales, encontrando coincidencia en las voluntades e intervenciones que ejecutamos en las iniciativas que tenemos, pero notables diferencias en las políticas públicas vinculadas al cine, sobre todo respecto a Perú, además de tener contextos culturales y sociales distintos en su complejidad, aunque los hechos se vean similares.

Considero fundamental señalarlo, porque no se puede construir nuevas formas o estructuras que beneficien al sector si no sabemos sobre qué ecosistemas estamos viviendo y relacionándonos, que no son iguales a nuestros pares cercanos. Por ende, solo repetir modelos o experiencias de al lado es trabajar sobre un saco vacío, ya que el espacio cinematográfico responde al trabajo de personas que son (somos) parte de un vehículo social, con sus propias características; políticas, etnoculturales y antropológicas.

Siendo consciente de ello, esto hizo que los contenidos recibidos en el encuentro pudieran interrelacionarse con la acumulación de experiencia sensible de cada espacio geográfico sudamericano y latinoamericano al que representamos en cada clase.

La exhibición como convivencia

Parto de esta premisa, porque al oír todas las experiencias de los compañeros y compañeras que dirigen o programan en cineclubes, centros culturales, cinematecas o espacios alternativos, coinciden en compartir con el otro; es decir, pensamos en qué podría recibir ese público como espectador, considerando distintos elementos para esta selección. Públicos infantiles, adolescentes, adultos, adultos mayores, jóvenes, diversos. En ese sentido, nos sumergimos en la búsqueda de películas que puedan tener posibilidad de resonar con nuestros espacios y por la generación de diálogos en torno a ello entre el público. Esa es la significancia y valor de programar, ser receptivos a esa convivencia que irá dándose y, en ese marco, proponer para compartir.

Se habló mucho del espectador como figura central cuando de exhibir se trata, más aún cuando hablamos de públicos del futuro, tal como lo consignó el Seminario del FICUNAM, pero considero que hablar de una figura “central” puede invalidar las ubicaciones en periferia o que necesitan descentrarse: justamente para abrirse a más posibilidades, creo en una figura de convivencia con el espectador, donde esta se va construyendo a través de las relaciones que vamos adoptando por medio de los espacios de exhibición, donde se pueda formar una comunidad oyendo opiniones y percepciones distintas, en la igualdad de la escucha.

La exhibición cumple un rol vital en la vida de las personas que eligen asistir a los espacios que dirigimos y creo se genera una responsabilidad respecto a lo que programamos, conociendo el por qué queremos hacerlo, a qué responde dentro de nosotros. Un ejercicio de dentro hacia afuera, sumamente valioso ya que permite abrirnos, reconocer nuestros intereses personales y colectivos, repensarlos o modificarlos si es necesario.

Distribución consciente de su película

Un plano que se relaciona con lo que anteriormente he señalado es el rol del distribuidor, que ha ido cambiando y adaptándose también a las características de su contexto en tiempo real. Si bien este trabajo se ve atravesado por la visibilidad, validación, relevancia y en algunos casos monetización de la obra cinematográfica, estos factores se vienen pensando desde un conocimiento a profundidad de la película e incluso del proceso de producción de la pieza audiovisual.

Lo anterior, para tener en cuenta qué se va a distribuir, cuáles son los nichos donde puede entrar, buscar no solo en festivales o muestras, sino en otros espacios, y también dónde pueden aplicar otras prácticas de distribución. No se puede quedar en los mismos puentes de siempre o hacia donde se apuntaba frecuentemente. Abrir y mostrar otros caminos será necesario, teniendo una alta consciencia del sistema capitalista y neoliberal en el que nos encontramos y que no ha funcionado. No se puede seguir en esa ruta, que ha terminado afectando al mundo, como bien lo venimos comprobando.

Un trabajo de distribución sensato frente a los cambios en las formas de vida de las personas, las necesidades de los contextos sociales y la autodeterminación de saberse que uno no está en Hollywood ni en Europa y su establishment, sino que desde nuestra realidad podemos hacerle frente a ello y generar nuestras propias dinámicas y resultados. Desde nuestras particulares y específicas experiencias, cargadas de todas las situaciones que como latinoamericanos desafiamos a diario, des-pensando el eurocentrismo, aunque la medición de las películas siga siendo esa, pero entendiéndose que no puede seguir siendo de ese modo.

Nuestras propuestas son actos políticos

Tanto en el Locarno Industry Academy, como en otros espacios de encuentro alrededor del 13° FICUNAM, se destaca que cada una de nuestras acciones desde los espacios que promovemos son actos políticos, que definen la naturaleza de los mismos. Tener una postura respecto a lo que viene sucediendo en el territorio donde funcionan nuestros proyectos es fundamental para su fortalecimiento y continuidad, pues no se convive aislado sino en comunidad, dependiendo de la existencia y movilidad de otras comunidades como la nuestra en el propio territorio. La pandemia nos dejó una gran lección de ello.

La exhibición en Latinoamérica tiene un sentido más latente con lo territorial. El crecimiento de la mayoría de sus salas alternativas en México, Chile o Colombia, tiene que ver con un respaldo público estatal que en algún momento se dio, pero que no es determinante para su continuidad, y para eso buscan alguna dinámica de autogestión permanente. Desde otro lado, se trabaja otro tipo de gestión para exhibir; es decir, acercándonos a colegios, institutos, museos, centros culturales, etc., consolidando nuevos vínculos, que se articulan con instituciones que mantienen su autonomía, pero permiten también la existencia de la nuestra.

Es claro que el trabajo en red es el corazón para el funcionamiento de la exhibición, es decir, iniciamos con un relacionamiento como punto de partida. La idea es que este fortalecimiento crezca y sea mutuo, donde quienes nos dedicamos a la exhibición entendamos que no podemos seguir repitiendo patrones colonizadores, abusivos e individualistas -que únicamente se sostengan en el hecho de colocar la película y proyectarla sin más- que nos están llevando a la muerte. Por lo tanto, considero crucial plantear una exhibición activista, involucrada en los procesos de transformación social que estamos atravesando, comprometidos con ese cambio, en el que nuestro público y espectadores, en su diversidad, están formando parte.

Debo agradecer a mis tutoras y tutores, de quienes recibí muchísimo material e información que trato de reflexionar, en parte, en este texto. Muchas gracias Julia Cherrier (Calouma), Sandra Gómez (MUBI), Carlos Gutiérrez (Cinema Tropical), Paula Astorga (Circo 2.12), Andrea Piccard (TIFF), María Vera (Kino Rebelde), Marion Klotz (Locarno), Diana Bustamante (Burning Blue), Ester Bernal (PIANO), Pierre Finzi (Filmgarten). Las dudas, preguntas y el nivel de análisis sigue siendo inolvidable y acompaña cada una de las actividades que sigo generando.

Y a mis compañeros y compañeras de Locarno Industry Academy 2023, por concebir a nuestro territorio como el futuro, pero que ese futuro sea para nosotros mismos. Latinoamérica para los latinoamericanos.

México, junio de 2023

* Nacida en Lambayeque-Perú, se forma como Comunicadora Social (UNPRG), y estudios de Maestría en Política Social (UNMSM), dirige y es co-programadora del Cineclub de Lambayeque; espacio de exhibición de piezas audiovisuales y cinematográficas con dieciséis años de existencia en el Perú. Produce cortometrajes y largometrajes dentro de su región y en coproducción con Ecuador, Argentina e Italia, teniendo selecciones en festivales como Rotterdam, Mar del Plata y Locarno (Open Doors).