El 13 de agosto un nuevo documental, Voces en la carretera, se estrenará en línea en todo el mundo, después de un año de proyecciones internacionales en renombrados festivales de cine.

El documental, de 23 minutos de duración, y dirigido y producido por Bethan John y Eilidh Munro, sigue la construcción de una carretera que está destruyendo silenciosamente una selva tropical protegida en las profundidades remotas de la Amazonía peruana, causando conflictos, temor y deforestación a gran escala.

La carretera atraviesa un lugar declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco la Reserva de la Biosfera del Manu, en la selva del sureste peruano. Los científicos predicen que esta carretera por sí sola causará más de 40 000 hectáreas de deforestación para el 2040, un área equivalente a cinco distritos de la ciudad de Lima: San Juan de Lurigancho, Puente Piedra, Villa María del Triunfo, Ate y La Molina.

La carretera está destruyendo la diversidad biológica y contribuyendo a la crisis climática, facilitará la apropiación de tierras y la erosión de la cultura indígena; y además, está vinculada con la minería ilegal de oro, el tráfico de cocaína y la esclavitud moderna.

Sin embargo, para el pueblo indígena Yine de la Comunidad Nativa Diamante la carretera trae esperanza, la promesa de una vida mejor. “La gente de aquí son seres humanos que necesitan vivir”, manifestó la maestra de escuela primaria de esta comunidad Myriam Lupaca Medina. “Seres humanos que necesitan una calidad de vida. Y eso es lo que pedimos. Una calidad de vida”. Durante años, la comunidad ha hecho una campaña incansable para que se construya la carretera, a pesar de los peligros que conlleva.

Los políticos prometen a Diamante, que la carretera creará empleos y mejorará los medios de vida, que traerá mejor educación y atención médica. Pero, ¿cumplirán su palabra?, ¿existe un plan para proteger a la comunidad de los traficantes de cocaína y de los madereros ilegales? El pueblo Yine está dispuesto a arriesgarlo todo. Hay mucho en juego, tanto para ellos como para este bosque de importancia mundial.

El equipo femenino de filmación detrás del documental pasó 40 días visitando y viviendo con comunidades indígenas en la selva del Manu. Realizaron más de 50 entrevistas y grabaron historias personales íntimas de cómo las comunidades nativas luchaban por proteger su tierra y su cultura, sintiéndose ignoradas y olvidadas por el Estado. Descubrieron historias de corrupción, explotación y una próspera economía de mercado negro.

El gobierno peruano ha declarado la construcción de carreteras en esta región amazónica una “prioridad nacional” y está invirtiendo millones de soles en la construcción y mejora de las mismas. El Manu está a punto de cambiar para siempre, ¿sobrevivirá su diverso patrimonio natural y cultural?