El 7 de septiembre se conmemora el Día de los derechos cívicos de las mujeres, en memoria de la fecha de promulgación de la Ley 12391 que nos reconoce como ciudadanas y otorga el derecho al sufragio. A solo dos días de cumplirse 65 años de esta conquista, el Congreso de la República nos volvió a dar la espalda al no permitir que se agende, en el Pleno Mujer, el debate y votación de la ley contra el acoso político, tema fundamental y urgente para promover mayor participación política de las mujeres en las próximas elecciones que exigirán paridad y alternancia.

65 años han transcurrido desde que las mujeres peruanas arrebatamos nuestro derecho a la ciudadanía y a elegir y ser elegidas. Así como otros, este lo tuvimos que conquistar con una lucha iniciada en los primeros años del siglo XX, siendo un punto de partida la conferencia: “El feminismo” en la que María Jesús Alvarado, defensora de los derechos civiles y políticos de las mujeres en el Perú, reclamó públicamente igualdad de derechos para las mujeres en el lejano 1911. Junto a ella, otras importantes mujeres como Adela Montesinos, Zoila Aurora Cáceres, Elvira García García y Magda Portal –quien renunció al Partido Aprista por relegar a las mujeres– defendieron tenazmente la condición de ciudadana y de sujeto de derechos de las mujeres.

Durante la primera mitad del siglo pasado ni las mujeres, ni analfabetos, ni indígenas eran considerados como ciudadanos, lo que ponía al Perú a la cola de los países sudamericanos que ya reconocían el derecho a la ciudadanía y al sufragio de las mujeres: Ecuador (1929), Chile (1931), Uruguay (1932), Brasil (1934), Bolivia (1938), Argentina (1947) y Colombia (1954).

El primer hito en este camino se dio el 7 de septiembre de 1955 con la promulgación de la ley que concede el derecho a elegir y ser elegidas a las mujeres mayores de 21 años que sabían leer y escribir o a las casadas mayores de 18 años que cumplían con la misma condición. Sin embargo, esto significó que la mayoría de peruanas quedaron excluidas de este derecho por ser analfabetas, siendo la Constitución Política de 1979 la que recién consagra el sufragio universal. Es decir, las mujeres llegaremos al Bicentenario de la República con menos de 50 años de condición y ejercicio ciudadano.

65 años han tenido que pasar para marcar otro hito importante en la vida política de las peruanas: alcanzar la paridad y alternancia en las elecciones a cargos de representación popular. En los comicios generales del 2021, los partidos políticos deberán presentar listas integradas por el 50% de mujeres y el otro 50% de varones de manera alternada, quedando pendiente otro hito por alcanzar: la democracia paritaria.

Dar el salto cualitativo del sistema de cuotas electorales al de paridad y alternancia ha sido una tarea difícil en los últimos Congresos, pues la presencia de una corriente conservadora y machista venía impidiendo que se aprueben leyes a favor de una igualdad sustantiva en la participación política entre hombres y mujeres. Sin la creciente presencia del movimiento feminista y un mayor respaldo ciudadano a la igualdad de género, el espacio de las mujeres en la política seguiría reducido a un porcentaje no representativo.

Pero aún queda pendiente la promulgación de la ley contra el acoso político, problema que representa una de las causas por las que las mujeres desisten de la vida política partidaria. La campaña “Somos la mitad queremos paridad” informa en su estudio con mujeres autoridades que, de cada cinco, tres son víctimas de acoso político; pese a ello, es un tema interesadamente invisibilizado por quienes desean mantener sus privilegios dentro de un sistema político y electoral patriarcal.

Sumemos más voces por los derechos cívicos de las mujeres y en contra del acoso y de la violencia política, porque urge que en las próximas elecciones generales contemos con un instrumento legal que sancione a los acosadores de dentro y fuera de las organizaciones políticas e instituciones públicas. ¡No más acoso!