El caso ocurrió en noviembre de este año. La adolescente era constantemente acosada por su padrastro hasta que este la raptó y la llevó a un hotel. Conocedora de sus intenciones, la adolescente llevaba un arma, de propiedad de su abuelo, con la que disparó contra César Almeida Farro, la expareja de su madre, quien fue encontrado muerto en el cuarto de hotel semidesnudo. 

Almeida Farro ya tenía una denuncia por hostigamiento contra la adolescente, pero eso no evitó que quisiera cumplir sus malas intenciones contra ella. Ahora la Fiscalía le ha abierto a la niña un proceso penal por el delito de homicidio simple y tenencia ilegal de armas, cuando este caso debió haberse tratado como legítima defensa. No les importó que ella venga viviendo acoso de parte de Almeida desde hace un año, que la raptó e intentó violarla. 

La adolescente enfrenta una pena de entre 6 y 20 años de cárcel,  se encuentra actualmente en una correccional, por lo que el Ministerio de la Mujer se ha pronunciado a favor de ella y de la real determinación de la causa como legítima defensa y desconocimiento de la ilegalidad de portar un arma. Si la niña no se defendía, probablemente se hubiera sumado a las estadísticas de violencia sexual e incluso feminicidio en el Perú, que ya superó con creces los 145 feminicidios este año, cifra tristemente récord nunca antes vista.

La ferocidad de la violencia machista en el Perú es una problemática de nunca acabar, y las políticas públicas no pueden frenar esta barbarie. 

La familia de la adolescente protestó a las afueras del Juzgado de Familia de Ventanilla por la doble victimización a la que está haciendo afectada y la falta de enfoque de género en la decisión de abrir un proceso judicial lesivo contra ella.

Lo que está haciendo la Fiscalía es evitar que las mujeres se defiendan de posibles violaciones o feminicidios. 

En este enlace se puede observar el plantón que realizaron a favor de la adolescente: L no está sola.