Hace un mes, el sultán de Brunéi, Hassanal Bolkiah, había decretado que quienes mantuvieran relaciones homosexuales serían condenados a muerte puesto que buscaban “salvaguardar la inviolabilidad del linaje familiar”.
El nuevo Código Penal establecía la pena de lapidación como castigo por ser homosexuales, pero la crítica mundial le hizo dar marcha atrás.
Los homosexuales ya no serán asesinados “gracias” a la moratoria de la ley, luego de que se anunciara un boicot internacional contra los hoteles del sultán.
“Soy consciente de que hay muchas preguntas y percepciones erróneas respecto de la implementación de la Orden. Sin embargo, creemos que una vez que se hayan aclarado, el mérito de la ley será evidente“, dijo el sultán en un discurso antes del comienzo del mes sagrado islámico del Ramadán.
Castigos como 40 azotes o hasta 10 años de cárcel para las mujeres condenadas por mantener relaciones sexuales lésbicas aún continúan. Activistas de derechos humanos sostienen que la sharia (la ley islámica) viola los derechos de muchísimas personas al establecer castigos brutales contra ellas.
“Toda la ley es una monstruosidad que abusa de los derechos humanos y que debería ser eliminada”, señaló Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch.