Lima se ha vuelto un circo triste. Luego de más de un mes de mundial, otro mes de destapes políticos con los CNMaudios incluidos y las mafiosas aventuras de los “hermanitos”, tenemos una campaña que recién calentó a las tres o dos semanas de la elección municipal. El nivel de los candidatos, aunque suene redundante, es para llorar. ¿Cómo podemos permitir que exista un postulante cuyo mayor aporte a la mejora de la calidad de vida los limeños es que “marquen el pe-ene”? ¿Seguiremos aguantando a misóginos que hacen hincapié en el aspecto físico de las candidatas para menospreciarlas? Y ojo, Capuñay no tiene que ser de nuestro agrado para hacer notar la falta de materia gris de Zurek, o las paparuladas de Ocrospoma. Pero ahora concentrémonos en los peces gordos.

La contradicción en las encuestas es descomunal. Hay consenso en las principales empresas de opinión pública en establecer los tres primeros lugares (Reggiardo, Belmont y Urresti), pero siempre hubo discrepancias en el cuarto lugar. Ipsos decía que era Beingolea la semana pasada, esta semana irrumpió CPI asegurando que el cuarto era el Mudito Jr, y GFK nos aseveraba que el corazón de Somos Perú tenía una posición expectante. Luego del debate de la semana pasada, objetivamente podemos decir que Urresti lo ha ganado, y que Jorge Muñoz quedó en segundo lugar. Pero el voto de la mal llamada “Lima Moderna” es tan homogéneo, que allí Muñoz ya debe estar puntero con casi 30% de intención de voto, tanto así que el jueves Datum publicó que el alcalde miraflorino se encontraba en un expectante quinto lugar con 4%, mientras que, oh sorpresa, hoy sábado Ipsos lo pone tercero, por arriba de Belmont (el que “consume lo que el Perú produce”), empatando técnicamente con Reggiardo, quien cae cinco puntos, y con Urresti, quien sube otros cinco puntos y hoy lidera las encuestas.

Que el muy probable ejecutor de Hugo Bustíos, el estafador del accionariado difundido y el fujimorista de las offshore de Panamá estén en los primeros lugares no debe hacernos, por descarte, aseverar que Jorge Muñoz sea el mal menor. O peor aún, la mejor opción. Hay sin duda, mejores opciones. A Manuel Velarde los sanisidrinos no le perdonan haberle quitado espacios para colocar sus automóviles como les dé la gana, y haber puesto murales donde antes había solo vallas publicitarias. A Alberto Beingolea un conocido escritor que enseña en Inmaculada le critica por ser un personaje débil y fracasado en el periodismo deportivo, pero no señala que no tiene antecedentes por denuncias graves. A Gustavo Guerra se le sigue vinculando con la administración Villarán, que si bien tuvo errores y falta de perspectiva -más algunos posibles actos de corrupción-, fue la única administración que se enfrentó a las mafias del transporte público. Aun así, respeto a los que quieren votar a Muñoz. Y aun así, eso no me va a impedir señalar sus falencias, que no son pocas.

Si gana el hombre de la lampa, que antes estuvo con el corazón andradista, quizá me alegre porque los tres mafiosos que encabezaban las encuestas no se salieron con la suya. Pero de ganar, no lo hará con más del 20% de los votos, y lo hará raspando. Tendrá a ocho de cada diez limeños en contra o con dudas hacia su persona. Por ello es importante instaurar una segunda vuelta en Lima. Y no debemos olvidar que Muñoz fue responsable político del incendio de Larcomar en 2016, una situación que jamás ha sido aclarada ni debidamente investigada. Tampoco podemos dejar de lado su amistad con las cadenas constructoras, como Los Portales, a la que le concedió los estacionamientos del parque Kennedy por 30 años, con la tarifa quizá más alta de la capital. ¿Lo mismo hará en la Plaza San Martín y el Parque Universitario? ¿Qué nos garantiza que el señor de Limaflores respetará los derechos humanos juntándose con gente mercantilista y fujilover como Madeleine Osterling, Aldo Mariátegui y Jaime de Althaus, y que su líder Barnechea se reúna clandestinamente con Keiko? Estaremos muy vigilantes de usted, señor Muñoz, si es que gana la elección. No vamos a darle un cheque en blanco. Votemos libremente y a conciencia, no estamos en un balotaje con dos únicas opciones.

PD: A los que se dicen progresistas, sería coherente de su parte que voten por Gustavo Guerra: en su lista va Hernán Núñez, quien lideró la campaña Habla Castañeda, y fue el único concejal que se enfrentó a la nefasta gestión amarilla. Ojalá Núñez continúe en el concejo, sería democrático que una voz disidente siga en la municipalidad. Y desde ya adelanto que Núñez es mi candidato para 2022.

 

Fotografía: ANDINA/Vidal Tarqui