El congresista Edwin Martínez, de Acción Popular, quiere agarrar a todos los peruanos de tontos con los ridículos argumentos que ha dado para justificar la contratación de Isabel Cajo en su despacho, luego de que se destapara una presunta red de prostitución en el Congreso manejada por Jorge Torrres Saravia, quien tenía contratada en su despacho a la asesinada Andrea Vidal, quien fuera el personaje clave para develar la trama de servicios sexuales a congresistas.

Como se escucha en sus declaraciones, Martínez, “no sabe” quién es Jorge Torres Saravia, a pesar de que este personaje, denunciado por violación en Chiclayo, tenía un puesto muy importante en el Congreso.

Asimismo, dijo que al perder a uno de sus empleados, necesitaba contratar a otro, por lo que le pasó la voz “a sus amigos, a chicos de limpieza, a chicos de seguridad para que le recomienden a alguien”.

Casualmente, Isabel Cajo era la única persona que estaba paseando por el Congreso con su CV, y también casualmente se lo entregó a los asesores principales de Martínez, quien en ese momento se encontraba de viaje “no recuerda donde”, entonces estos asesores revisaron el CV de Cajo y al finalizar la “evaluación” le dieron el visto bueno para contratarla como personal de confianza.

Para cualquiera que sepa cómo se otorgan los trabajos en el Congreso, un personal de confianza tiene prerrogativas que los CAS no tienen, y son contratados directamente por los congresistas, justamente por ser “de confianza” no pasan por concurso público ni tampoco necesitan estudios superiores muchas veces, aunque se espera que sí.

Los congresistas saben a quiénes contratan como personal de confianza, pues son trabajadores muy cercanos a la labor que realizan en sus despachos. Esas contrataciones no son casuales, por el azar o la suerte.

Nadie critica que Cajo trabaje en Only Fans, lo que se critica es que el congresista Edwin Martínez intente ver la cara de idiotas a los peruanos para justificar un contrato que no tiene nada que ver con su “buen corazón”.

El dato

Jorge Torres Saravia consiguió el puesto de jefe de la Oficina Legal y Constitucional del Congreso gracias a Luis Valdez, congresista de Alianza para el Progreso, quien luego lo negó tres veces para no verse implicado en un nuevo escándalo, luego de descubrirse que su esposa, Ana Paula Ganoza, compró una casa valorizada en tres millones de soles sin contar con trabajo alguno más que ser influencer de Instagram.

Por cierto, Valdez, Ganoza y Torres están libres, Andrea Vidal fue asesinada con más de 40 balazos y Edwin Martínez sigue siendo congresista.