Los futbolistas peruanos no han estado alejados de la corrupción. Acá les contamos dos casos emblemáticos de cómo mancharon la pelota por sus ambiciones subalternas.
Héctor Chumpitaz
Era 1998, y tener al Capitán de América como candidato en una lista electoral era algo que elevaría la popularidad del fujimorismo, ya de capa caída frente a asesinatos masivos y violaciones de derechos humanos que iban descubriéndose unos tras otros. Es así que el asesor presidencial de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, decide comprar la carrera política de Héctor Chumpitaz, una leyenda del fútbol peruano, a 30 mil dólares.
Chumpitaz solo tenía que inscribirse como candidato a regidor municipal en el partido Vamos Vecino de Absalón Vásquez, que llevaba como candidato a la alcaldía a Juan Carlos Hurtado Miller.
En 2002, Vladimiro Montesinos revela que le entregó dinero como aporte para su campaña electoral, por ello se le abrió un proceso judicial. En su declaración frente a la justicia, aceptó haber recibido los 30 mil dólares, pero que lo hizo de buena voluntad y desconocía que era dinero del Estado.
Por esto, en 2006, la Tercera Sala Penal Anticorrupción lo condenó a dos años de prisión suspendida por el delito de peculado. Absalón Vásquez, exministro de Agricultura, recibió cuatro años de cárcel. Luego Montesinos se disculparía con él por involucrarlo en sus prácticas corruptas.
“Yo lamento realmente haberlo comprometido en esta situación, que ha significado para él una etapa de sufrimiento en lo personal, en lo profesional, al igual que a su esposa y a su familia, y por supuesto a la hinchada, que vio a su ídolo de la noche a la mañana envuelto en este problema”, indicó.
Chumpitaz estuvo tres años con prisión domiciliaria. “Yo no sabía el procedimiento, lo hacía por trabajar por la juventud, yo soy más que nada deportista y de política no se nada”, comentó.
Teófilo Cubillas
En 2002, Vladimiro Montesinos reveló que le había entregado 3 mil dólares a Cubillas más algunos favores judiciales para que apoye la reelección presidencial de Alberto Fujimori. “Cubillas sostuvo diversas reuniones en el SIN. Estuvo con el ministro Mosqueira, los publicistas Ricardo Viniski y Saúl Mankevich. El objetivo: coordinar la campaña de reelección”, señaló el brazo derecho de Alberto Fujimori.
Un año después, Montesinos volvería a incriminarlo en otro acto delictivo. Cuando Cubillas era presidente del Instituto Peruano de Deportes, esta institución recibió de manera irregular fondos del Ministerio de la Presidencia, a cargo de Edgar Mosqueira, para el programa “Intercalles”, que tenía como fin reclutar a jóvenes para que realicen actividades proselitistas a favor de la reelección de Fujimori. El problema es que la institución manejada por Cubillas dependía directamente del Ministerio de Educación, por eso, ese dinero nunca debió llegar a sus manos.
Ahora, Cubillas está nuevamente involucrado en actos de corrupción al revelarse que pidió favores al juez liberador de violadores, César Hinostroza, para su amigo Carlos Burgos, el prófugo exalcalde de San Juan de Lurigancho. Por ello no llegó a viajar y está internado en una clínica local.