Desde pequeñas nos han insertado en la dinámica que las mujeres debemos ser perfectas, pero en la mayoría de casos la perfección está vinculada al servicio, al cuidado de terceros. Basta con recordar las frases de nuestras abuelas o madres: “Si no sabes cocinar no te casarás”, “tienes que ser más madre que mujer”, “dedícate a cuidar a tus hijos” y la lista es más larga.
Lo cierto es que las mujeres desde siempre han tenido que cumplir con los estándares de satisfacción al sexo masculino. La sociedad nos juzga siempre ya sea por no querer tener hijos, por abortar o tener alguna preferencia y orientación sexual diferente a la “heteronormatividad”, por ser muy flacas o gordas, tener vellos o no, juzgan nuestra sexualidad y nuevamente la lista es larga. Estas situaciones son desgastantes y cuando decidimos salir de la “norma”, del “deber ser”, somos las malas, las brujas; nos culpan y nos juzgan.
Hoy sabemos que no tenemos la culpa si nos violan por salir de viaje sola, por ir a una fiesta o cualquier actividad que implique salir de nuestras casas, porque incluso dentro de nuestras casas no estamos seguras. Tampoco tenemos la culpa si es que nos acosan por ir vestidas como nos guste. Sin embargo, cómo ser libres si el ejercicio de la libertad se paga caro en el Perú y en el mundo. Si el costo de decir NO, de hacer una denuncia termina generalmente en un nuevo caso de feminicidio. Lo sabemos y no confiamos en este sistema de justicia, porque qué significa el sistema de justicia para las mujeres si pocas veces hemos gozado de esta justicia y algunas ni llegan a conocerla.
En la semana hemos presenciado una vez más el machismo impregnado en la sociedad. Aquel que ha recaído sobre Mirella Huamán, madre de Camilita, a quien han pretendido hasta linchar porque le han atribuido la culpa del asesinato de su hija, incluso de su violación, pese a saber que ella no fue quien la violentó. Hemos sido testigos del machismo alimentado por el morbo y el espectáculo de los medios de comunicación que no respetan el dolor de una madre ante la muerte de su hija y que no tienen enfoque de género al abordar temas relacionados a las mujeres ¿Cuándo dejarán de culpar a las mujeres por cada historia de violencia de la que somos víctimas?
Estamos próximas a conmemorar el 8 de marzo y tenemos muchas razones para salir a marchar por las que están y por las que nos faltan. Cada vez somos más las que queremos quemarlo todo porque queremos cambios, queremos ser libres en una sociedad donde cada cinco horas desaparece una mujer y cada dos horas un menor de edad es violado sexualmente en el Perú. Seguiremos luchando por esta libertad.