Shirley Villanueva desapareció un 23 de marzo del 2017, su cuerpo, hasta la actualidad no ha sido ubicado, y a pesar de todos los intentos de Bryan Arenas, Joseph Velásquez y Édgar Pozo, quienes estuvieron con ella y señalaron que se ahogó en el mar, de desaparecer las pruebas que los involucraba, el caso culminó hace unos años sin culpabilidades graves ni directas en una investigación con serios cuestionamientos.

Sin embargo, hace unos días la Primera Sala Constitucional ordenó que sea admitida la demanda del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, para reabrir el caso y seguir luchando para obtener justicia para Shirley, su madre Norma Rivera, su padre Abel Villanueva, y para todas las mujeres del Perú.

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El caso

Shirley Villanueva acababa de terminar su carrera de Ingeniería Geográfica en la UNMSM y tenía muchos sueños por delante, hasta el 23 de marzo del 2017, cuando salió con tres compañeros de su universidad: Bryan Arenas, Joseph Velásquez y Édgar Pozo. Shirley avisó a su madre, Norma Rivera, que iba a estar viendo el partido entre Perú y Venezuela en las Eliminatorias a Rusia 2018. Ese fue el último mensaje que recibió de su hija.

Cuando Norma los ubicó al día siguiente, esto fue lo que le dijeron:

— “Sí, hemos estado con Shirley, pero ni bien terminó el partido se fue”.
— “No, señora. Cuando terminó el partido, la embarcamos en el micro hacia su casa”.
— “Señora, se ha ido con Bryan Arenas en un taxi”.

Como Shirley no aparecía, fueron a la comisaría de Villa María del Triunfo a denunciar, los policías que la atendieron le dijeron que ahí no veían esos casos y que debían ir a la División de Investigación Criminal (Divincri) de su distrito, donde recibió una nueva negativa: “esa zona no nos pertenece, tiene que ir al distrito donde se dieron los hechos a ponerlos en conocimiento”.

Los padres regresaron a sus casas decepcionados y, al llegar, recibieron una llamada: “Ayer salimos con Shirley, pero después que terminó el partido nos fuimos a la playa y su hija se ahogó”, le dijo Bryan Arenas al señor Abel.

Los esposos se fueron inmediatamente a la comisaría de San Miguel: “los tres jóvenes han estado acá, pero ya pasamos el caso a la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri)”, les dijo el efectivo.
Fueron a la Dirincri, en la Av. España en Cercado de Lima, pero tampoco les permitieron poner una denuncia, argumentando que ya había un documento en el que se ponía en conocimiento que Shirley Villanueva se había ahogado en la playa Marbella, en Magdalena del Mar.

Recién después de 3 días, cuando el Ministerio de la Mujer les brindó un abogado, lograron poner la denuncia por desaparición. “Pero ese abogado solo nos apoyó con la denuncia y no tuvimos más contacto con él”, asegura la madre

En las últimas imágenes que muestran con vida a la joven de 24 años se les ve a los cuatro entrando al grifo
Primax de la Av. El Ejército con la Av. Sucre, donde compraron un whisky y unos snacks. Al salir, cruzan el
patio del grifo y no se les ve más. Tras algunas indagaciones de la policía, empezaron a recuperarse
algunos artículos personales de Shirley en la playa y en un tacho de basura cercano a la Universidad San
Marcos.

“La ropa fue encontrada en distintas partes de Lima y ellos dijeron que, por miedo a que se les indique por un delito mayor, la fueron ocultando. Pero eso debió ser un indicativo para decir que había elementos para
considerar que fue un feminicidio”, comenta Edith Aiquipa, abogada del Centro de la Mujer Peruana Flora
Tristán, institución que lleva el caso desde el 14 de mayo del 2018.

Y también apareció el celular. “Lo entregó Joseph Velásquez, vacío, sin chip ni memoria. Después, él mismo entregó también su DNI”, relata la señora Norma. Según le dijo el policía, Joseph había explicado que se había llevado el celular porque estaba asustado y que, en el carro, el teléfono sonaba y él no sabía cómo
responderlo ni apagarlo, así que se desesperó, lo desarmó y el chip se cayó. “Imagínese, pues, cómo va a
ser posible que un ingeniero de 23 años no sepa responder un celular”, cuestiona la señora Norma.

La investigación se cerró y, como sostiene la abogada, “lamentablemente, la desaparición de un cuerpo da
lugar a que se puedan alegar muchas teorías”. Y así, 2 años y 3 meses después, llegó la sentencia un 11 de
junio del 2019, en la que los tres implicados fueron sentenciados por delitos menores. Ellos fueron acusados del delito de encubrimiento real por violación a las comunicaciones y omisión de auxilio, sin
responsabilidades graves ni directas.

“La jueza me lo dijo y me lo ha repetido varias veces: ‘Señora, nada se puede hacer. Yo estoy con las manos
atadas porque no hay cuerpo’. Yo he escuchado siempre eso de que, si no hay cuerpo, no hay delito, pero
habiendo tantas cosas por investigar a fondo creo que se podría seguir hasta el final. Soy una madre que perdió a su hija y ni siquiera he podido encontrar sus restos”, dice la señora Norma.
“Hemos tomado el caso avanzado y no se habían planteado los recursos que fueron necesarios en su
oportunidad. Ha habido un mal manejo porque se debió apelar en algunas cosas y no se hizo. Es un asunto de técnica jurídica”, señala Edith Aiquipa.

Actualmente, han presentado una demanda de amparo que se encuentra en la Primera Sala Constitucional de Lima. “En la sentencia no hay nada con respecto al feminicidio. Por eso nos hemos ido por la vía constitucional y hemos iniciado una demanda de amparo: no queremos cuestionar toda la resolución sino solo en el extremo de que no hay pronunciamiento favorable respecto al feminicidio. Y en ese proceso estamos en este momento”, indica la abogada

Texto tomado de “El mar siempre bota”.