Luego de que se revelara que el exsecretario de Alan García, Luis Nava, habría recibido 4 millones de dólares de Odebrecht bajo el seudónimo de “Chalan”, el expresidente aprista ha salido en sus redes sociales a negar todo, como siempre, y a decir que esperará los descargos de sus compañeros y las declaraciones de Jorge Barata.

Los sobornos pagados a Luis Nava a través de su testaferro Miguel Atala, en los años en que Odebrecht construía la carretera Interamericana Sur, dejan en evidencia el entramado de corrupción que existió en el gobierno de Alan García. Pero no solo en esa obra, sino en todas las de gran envergadura y en donde participó la empresa brasilera.

Nava era muy cercano a García y trabajaba con él 12 horas al día en su cargo de secretario de gobierno en su segundo gobierno (2006-2011), un trabajo que implicaba una profunda confianza, pero ninguna capacidad de decisión, por lo que este habría sido un puente para que el dinero de Odebrecht llegara a las manos de quienes verdaderamente decidían.

Nava fue investigado por una megacomisión del Congreso el 2013 debido a un desbalance patrimonial, pero el caso fue archivado el 2 de julio por la Fiscalía de la Nación (administración Chávarry). También estuvo preso un año por estafa en 1993 al quebrar Mutual Perú cuando era presidente del directorio,pero fue librado de toda culpa. Sus empresas Transportes Don Reyna y el Estudio Nava y Huesa Abogados, ahora a nombre de sus hijos, uno de ellos acabado de fugar, fueron contratadas por Odebrecht, mineras y ganaron diversas licitaciones.

Alan García intentó escapar de la justicia como en sus viejos tiempos cuando se fugó a Colombia y luego a Francia, en donde dejó prescribir sus delitos, pero el tiro le salió por la culata, el gobierno de Uruguay decidió negarle el asilo ya que no era un perseguido político sino por corrupto. Esperemos que esta vez no se escape y siga la ruta de Alejandro Toledo y César Hinostroza.