Chinchero es uno de los siete distritos de la provincia de Urubamba (Cusco) y pertenece al complejo cultural del Valle Sagrado de los Incas, que alberga más de 350 sitios arqueológicos y que fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2006.
Este título le ha importado poco a los gobiernos de Kuczynski-Vizcarra, que continúan con el afán de construir una infraestructura aeroportuaria que romperá con la armonía paisajística de la zona, causará una mayor degradación y generará un crecimiento desmesurado y caótico sin un plan de desarrollo sostenible, porque ¿qué se puede desarrollar y sostener sobre la base del abuso? Si Chinchero sobrevivió a la insania colonial y a la desidia republicana, al parecer no podrá escapar a la ambición mercantilista, en donde es posible comprar y vender todo al mejor postor sin importar el daño irreparable que puedan ocasionar estas transacciones.
¿En quiénes está pensando el gobierno al construir un aeropuerto a pesar de los pedidos de cientos de especialistas que le señalan que es un error y que el perjuicio sobre la zona, el turismo y el comercio será mayor e irreparable? ¿Ya se están lotizando las zonas aledañas sobre la base del lobby y el padrinazgo? ¿Ya los grandes inversores están comprando los terrenos de personas empobrecidas a precios bajísimos para encarecerlos y lucrar con ellos? ¿Ya están gentrificando la zona para la complacencia del racismo turístico? ¿Ya están pensando en sus eslóganes “Chinchero para todos”, cuando en el fondo es para todos menos para la población de Chinchero? ¿Acaso no habían zonas en donde el perjuicio sería menor? ¿O es que no eran redituables económicamente? ¿O es que no les convenía fuera del Valle Sagrado de los Incas? ¿O es que tal vez iban a perder un gran negocio?
Como señala Pablo del Valle, antropólogo afincado en Cusco, la primera víctima de la construcción del aeropuerto en Chinchero será la ciudad del Cusco. El paso turístico será directo generando merma en la población habituada a recibir turistas a su paso hacia el Valle, sumado al desabastecimiento de agua puesto que cerca del 40% del agua potable que consume Cusco proviene de la laguna de Piuray en Chinchero. Así también, Chinchero se perderá como atractivo turístico, nada hay de atractivo alrededor de un aeropuerto.
Así también, la historiadora Natalia Majluf ha dado la voz de alerta en diversos artículos (La tragedia de Chinchero y Chinchero: la barbarie del “progreso”) sobre el desastre que se avecina y hace un llamado al Estado para que explique cómo ha sido posible aprobar la construcción del aeropuerto, quiénes fueron los especialistas responsables de la autorización y cuáles fueron las instancias que terminaron otorgando los permisos. Todo es oscuro en el caso Chinchero, oscuro como los “negociazos” a los que nos tienen acostumbrados los que tienen el poder económico para hacer y deshacer en el Perú.
Chinchero se merece otro futuro, por eso diversas personas comprometidas con el Perú están firmando una petición para que se cancele esta construcción, para que otra zona menos perjudicial para el patrimonio pueda ser sede de este aeropuerto y para no destruir más lo poco de patrimonio arqueológico que nos queda. Pasen y firmen, y sigan alzando la voz.