Ejecutivo y Legislativo intentan renovar las normas que rigen el sector agrario, las empresas hacen lo suyo a través de los medios, pero la voz de los trabajadores agrarios otra vez sería desplazada.

Hace tres semanas, la ciudadanía apoyaba —con más entusiasmo en redes sociales— el reclamo de los trabajadores agroindustriales; un consenso mayoritario y tácito que lo entendía como legítimo. A 15 días de acabar el año, el apoyo a las protestas parece haberse desvanecido; una mentalidad, víctima del consumismo, que ve amenazado —aún en pandemia— su ambiente festivo: ese aroma a cena casera, champaña y panetón, de comprar sin discreción. En fin. No es tiempo de reclamar, dicen.

A raíz de las protestas de inicio de diciembre se creó una comisión multipartidaria que llevaría las inquietudes de las y los trabajadores agrarios. Para no quedarse sin aplausos de la tribuna, el Congreso derogó la Ley 27360, pero el último fin de semana, cuando debía establecer las nuevas reglas de juego, algo pasó: no se pusieron de acuerdo, no dijeron ni sí ni no, ni chicha ni limonada. Venció la abstención.

Es necesario recordar que, desde el año 2000, las y los trabajadores agrarios no han recibido gratificaciones ni pagos por Compensación por Tiempo de Servicios (CTS) en los meses que les corresponden. El pago por día es de 36 soles, y estos incluían los beneficios mencionados. Una clara distorsión de los beneficios laborales.

Si no hay solución…

Nuevamente el kilómetro 532 de la carretera Panamericana Norte, en La Libertad, y el kilómetro 300 de la Panamericana Sur, en Ica, fueron escenarios de protesta por parte de los trabajadores agrarios. Ciudadanas y ciudadanos hartos de la explotación y de esperar las bondades del crecimiento de la agroexportación peruana. La última vez que estuvieron en reclamando mataron a dos de sus compañeros.

Susan Quintanilla, presidenta del Comité de Lucha de Trabajadores de Agroexportación, dijo que la propuesta presentada por los trabajadores fue dejada de lado. “Esta nueva protesta es la voz del pueblo frente a la burla del Congreso”, remarcó.

Esta vez, se exige la participación de los propios trabajadores, a través de sus representantes resguarden la nueva normativa. Una trabajadora denunció que no les han permitido estar presentes en ninguna mesa de negociación. “No queremos que nos regalen nada, es nuestro sueldo. Queremos que nos reconozcan nuestro esfuerzo, nuestro trabajo”, dijo la manifestante del centro poblado Barrio Chino, de Ica.

Otro trabajador señaló que, desde la tregua de la protesta, las cosas no han cambiado y hasta han empeorado —ahora les pagan 31 soles diarios—, algunos fueron despedidos de su empleo por haber participado en la semana de paralización que empezó a fines de noviembre.

El boom de la agroexportación

La desigualdad va más allá de un sueldo justo. El problema del agro es estructural; un pequeño sistema instalado que en veinte años ha sacrificado al empleado para que las grandes empresas agroexportadoras fuesen beneficiadas, bajo la ilusión de desarrollo de nuestra agroindustria.

Mario Ramos, presidente de la Asociación de Pequeños Productores de Algodón del Valle de Ica, dijo a CODEHICA que, por ejemplo, están pidiendo una oficina que le brinde créditos al pequeño agricultor; una tarea que depende de Ministerio de Agricultura. “Es una de las trabas que no nos permite desarrollarnos”, remarcó.

Santos Cerrato, pequeño agricultor, ha planteado el problema del agua; las aguas del río Ica no llegan al pequeño agricultor que ve sus campos secarse. “Hay una mala distribución del agua, se la llevan las grandes empresas, no hay limpieza de los cauces y nosotros mismos limpiamos las acequias. Cuando queremos solución solo recibimos recomendaciones”, señaló.

Análisis

Para el investigador Eduardo Zegarra, el Congreso derogó la llamada Ley Chlimper por la presión de víctimas mortales en las manifestaciones de diciembre. Internamente, nuestro Parlamento trabajó (¿?) 15 días y emitió su proyecto de Ley, se discutió en el Pleno, pero “lo ocurrido ha sido un espectáculo lamentable para el país y para los trabajadores”. El recorte de derechos laborales continuó, y otra vez los trabajadores no tuvieron ningún tipo de participación.

“Los trabajadores han tomado las carreteras en varios puntos como respuesta a la incapacidad del Ejecutivo y del Congreso para llegar a una propuesta de salida de este problema… Todos lamentamos que esto suceda (carreteras obstaculizadas), pero es el fruto de veinte años de una norma retrógrada, con planteamientos del siglo XIX”, señaló Zegarra.

Abstención = Lobby

La abstención ha sido una actitud muy discutida en el Congreso; este fin de semana hubo 46, en una situación agraria que exigía soluciones urgentes. A Zegarra le llamó la atención el cambio de decisión de diez congresistas que habían votado en contra, pero que finalmente optaron por la abstención.

“Yo no entiendo cómo un congresista puede decidir al final, en un tema tan importante, por la abstención”, resalta el investigador. Al final la norma se rechazó y fue a parar a la Comisión de Economía, cuando las encargadas naturales eran las de Trabajo y Agricultura.

(Imagen de cabecera: Óscar Rosario – Ojo Público / edición: Mano Alzada)