El Día de la Madre en un contexto de pandemia como el que vivimos actualmente se convierte en una oportunidad para reforzar la necesidad de cuestionar la carga laboral en el hogar que tienen las mujeres durante el confinamiento.

No es novedad que la cuarentena y la obligación de permanecer en el hogar el mayor tiempo posible, viene siendo una situación particularmente compleja para las mujeres, quienes muchas veces deben alternar el cuidado de los hijos, la limpieza del hogar, brindar alimentos a los miembros de la familia y el teletrabajo.

Recordemos que según información registrada en “Perú: Brechas de género 2018” del Instituto Nacional de Estadística,  las mujeres dedican 23 horas con 34 minutos más que los hombres al trabajo doméstico no remunerado; considerando los quehaceres domésticos, el cuidado de niños, ancianos o familiares enfermos.

Por este motivo, organizaciones como DEMUS y Asociación Kallpa, quienes trabajan de manera articulada con mujeres de Lima (Carabayllo) y Cusco (Acomayo), demandan al Estado la implementación de una política integral en prevención  de la violencia de género, que afecta principalmente a mujeres y niñas. “Una de las formas de eliminar la violencia es cuestionar los roles de género que durante la cuarentena carga a las mujeres con mayores responsabilidades en el hogar”, señalaron.

“Debemos diferenciar la maternidad como institución y como experiencia. Como institución es un mandato social para todas las mujeres, es opresora de nuestras libertades y nos puede limitar; pero es importante que como experiencia sea ejercida en el marco nuestro derecho a decidir y plenamente deseada”, dijo Romy García Orbegoso, codirectora de DEMUS.

Finalmente, DEMUS y Asociación Kallpa impulsan la campaña “Vivir Sin Miedo es nuestro derecho” y demandan que el Estado garantice la prevención y atención de la violencia de género, además promueven una sociedad civil que actúe frente al maltrato, sea físico, sexual, psicológica o patrimonial.

“La mejor manera de celebrar a las madres peruanas es reconociendo y valorando el trabajo no remunerado de manera permanente, no solamente en un día particular. Urgen cambios estructurales que nos permitan relaciones igualitarias y respetuosas, donde todos los miembros de familia participen activamente en las labores del hogar”, culminaron.