Feministas, organizaciones e instituciones han rechazado rotundamente las agresiones y torturas contra ocho mujeres cometidas por las rondas campesinas de la comunidad de Carhuacocha (distrito de Chillia, provincia de Pataz, región La Libertad), quienes fueron acusadas de brujería, por lo que se les “castigó” secuestrándolas más de diez días y golpeándolas con látigos en el cuerpo.

https://www.youtube.com/watch?v=WAo-yFtCPFE

El MIMP condena la violencia hacia las mujeres venga de donde venga, y recordamos que el Estado garantiza los DDHH de manera irrestricta. Los hechos ocurridos en la comunidad de Chillia, en Pataz, que han sido difundidos a través de un video en un medio de comunicación son lamentables… Esperamos que haya una investigación exhaustiva, célere y que se sancione a los responsables de los actos que han ocurrido en La Libertad“, señaló la ministra.

Así también, la colectiva feminista Paro Colectiva lanzó un pronunciamiento en donde mencionan el contexto retardatario en el que actualmente se encuentra nuestro país, con leyes y proyectos de ley que buscan limitar aún más las vidas de las mujeres, a los que se suman estos hechos violentos, misóginos y crueles de algunas rondas campesinas.

Ellas exigieron investigación y sanción a los culpables de secuestrarlas y golpearlas cruelmente “Respetamos la organización frente a la delincuencia y la injusticia, pero rechazamos tajantemente estos actos perpetrados en su mayoría a mujeres de la tercera edad. ¡No los toleraremos!“.

Las ochos mujeres y un hombre estuvieron retenidos desde el 29 de junio y fueron liberadas el lunes 11 de julio. Según los ronderos, las mujeres fueron denunciadas por sus propios familiares, pues ellas mataron o enfermaron a sus parejas con hechicerías. Así, Irene de la Cruz, mujer de 63 años, fue denunciada por su hijo Manuel Enrique, quien la culpa de la enfermedad de su padre, quien se encuentra postrado. Otras se autoinculparon y señalaron que dieron comida con baba de sapo y tierra de muertos a sus familiares que han enfermado.

Las mujeres fueron retenidas, secuestradas por 10 días, colgadas de los talones, desnudadas, golpeadas con látigos, obligadas a hacer su cadena ronderil y expulsadas de su comunidad.