Como todos los años, el 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo del LGTB+, evento que sirve para reafirmar la diversidad de las identidades sexuales. Este evento, y las diversas manifestaciones que se realizan en torno a él, revelan claramente nuestro progreso como sociedad y nuestro avance como humanidad. Sin embargo, esta celebración y reivindicación no se da de manera gratuita, ha costado, y no solo me refiero al costo físico y emocional que genera el organizar o ser parte de las manifestaciones que buscan visibilizar la presencia de esta comunidad y respetar sus derechos, sino hago referencia a costos más altos, costos de vidas, vidas que hoy no lograron celebrar con nosotros este día, vidas que extrañamos.

Es innegable reconocer que los progresos para la comunidad LGTB+ se han ido realizando a “paso de tortuga” debido a la fuerte resistencia que manifiesta una sociedad hipócrita, discriminatoria, machista y homófoba que promueve el odio, al punto de lastimar a personas que se encuentran fuera de una norma socialmente creada e impuesta. Muchas de estas personas que promueven el odio utilizan herramientas directas como la violación, el maltrato o el asesinato de personas de esta comunidad, pero otros optan por estrategias más sutiles, utilizan estrategias como las burlas, las miradas raras, la discriminación, los comentarios, etc., que también puede provocar muerte y que proviene de gente que se pinta como intelectuales o “buenas personas”, personas que fácilmente podemos tener como amig@s.

Es nuestro deber como ser humano consciente y racional estar siempre alertas y lograr detectar a tiempo estas formas de violencia machista homófoba y, a su vez, ser valientes para parar este tipo de salvajismos, evitando así ser cómplices, porque, de lo contrario, somos parte del problema, somos parte del dolor que se causa, somos parte de los golpes físicos que les dan a l@s compañeros de esta comunidad, somos parte de sus daños psicológicos, y más aún, somos cómplices indirectos de sus asesinatos y muertes.

Como feministas debemos ser parte de la lucha promovida por la población LGTB+, sin discriminación, puesto que, debemos recordar que nuestra lucha debe ir más allá de una ideología parcial, y recordar, particularmente las feministas descoloniales, que nosotras apostamos por un programa global de transformación social que incluye desligarnos de la violencia colonial que aborda también la creación dicotómica de las identidades sexuales.

Luchemos por l@s que ya no están, luchemos con alegría, pero no olvidemos jamás las lágrimas que generaron la partida de much@s compañero@s que no pudieron vivir en un mundo donde se puede ser realmente libre. Como dicen por allí: “El mundo sería mejor si hiciéramos un esfuerzo por ser menos horribles el uno para el otro”.  Un día del orgullo sin ti, otra vez.