El COVID-19 es un enemigo del que poco sabemos y que, inicialmente, fue subestimado a tal punto que China e Italia comenzaron a tomar medidas sanitarias serias cuando pasaron de los 5 mil infectados. España lo hizo antes de llegar a esa cifra.

Países como Corea del Sur, Alemania, Taiwan, Japón y Singapur han tenido resultados alentadores tras tomar medidas de manera rápida y eficiente.

El gobierno peruano ordenó aislamiento social obligatorio a nivel nacional y cerró las fronteras un mes después de la aparición del caso 0. La reacción de Perú ha sido rápida y drástica comparada con China, Italia y España.

El coronavirus ha desafiado al mundo y hemos tenido que aprender muy rápido sobre él para que los gobiernos puedan tomar decisiones de acuerdo con sus economías y la salud/vida de sus ciudadanos ante una eminente emergencia epidemiológica.

Aun hay países poderosos, como EEUU, que han tomado medidas sanitarias tibias. El aislamiento social es a modo de sugerencia, pero no obligatoria, y la población ha adherido muy poco a este llamado. Al día de hoy el país norteamericano tiene más de 31 mil contagiados, aunque apenas se han contabilizado 400 fallecidos .

El Perú ha tomado medidas severas un mes después de aparecer el caso cero y con pocos casos confirmados. La reacción fue realmente rápida.

Frente a la pandemia, los países tienen 2 opciones: no hacer nada o luchar.

En el primer caso, la infección por coronavirus seguiría su curso, la mortalidad estallaría debido a que el sistema sanitario colapsa y la inmunidad de grupo comienza a aparecer, es decir, la gente que se ha infectado y que se recupera es inmune al virus, esto asumiendo que el virus no cambia demasiado. Si esto ocurriera (poco probable porque el virus muta) mucha gente se inmunizará contra él y en algún momento la epidemia acabará (sospecho que es eso lo que el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, intentó explicar en una entrevista).

Si se decide luchar contra la epidemia, será muy duro, porque al ser desconocida, no tenemos no medicamentos específicos ni una vacuna; las estrategias de lucha no deben ser farmacéuticas mientras se desarrolla una vacuna y/o medicamentos. En este escenario, ganar tiempo para entender al enemigo es crucial.

Se han usado dos estrategias sanitarias para la lucha: la mitigación y la supresión.

La mitigación busca reducir el impacto de la epidemia achatando la curva epidemiológica, reduciendo el pico de incidencias y las muertes.

Las intervenciones sanitarias que se aplican en la población para la mitigación deben permanecer la mayor parte del periodo epidémico posible. Al quitar las intervenciones, si no se ha alcanzado suficiente inmunidad de grupo, la epidemia puede regresar.

El gráfico 1 muestra el efecto simulado de las intervenciones, por tres meses, en la población de Gran Bretaña (Fergunson NM, et al, 2020):

En el gráfico 1, la línea negra muestra la curva epidemiológica sin aplicar medida alguna de mitigación, es decir, no se hizo nada. La línea verde muestra los contagios cuando se cierran colegios y universidades. La línea naranja representan las infecciones cuando se aplica la medida de aislar los casos detectados. La línea amarilla significa que los casos aislados fueron cuarentenados en casa y finalmente, la línea azul muestra los contagios cuando se suman las medidas de aislamiento de casos, cuarentena domiciliar y distanciamiento social de los mayores de 70 años (grupo más vulnerable).

Como es evidente, la suma de acciones de mitigación disminuye drásticamente los casos en un periodo bastante corto de tiempo. Si se suprimen las medidas, tal vez haya un nuevo pico de infecciones. Otro punto a considerar en este gráfico, es que a pesar de que la línea azul es el mejor resultado, aún sobrepasaría la capacidad sanitaria del país (línea horizontal roja) y, por ende, la tasa de mortalidad aún sería alta.

Entonces, se puede concluir que la mitigación es mejor estrategia que no hacer nada, pero todavía no es suficientemente buena estrategia para enfrentar a la epidemia. Pasemos a la supresión.

Lo que la supresión pretende es aplicar medidas duras de contención para tener el control rápidamente. Se ordena distanciamiento social, se cierran fronteras y se recurre a las fuerzas armadas y policiales si fuera necesario para hacer cumplir las medidas.

Después se relajan las medidas de control de modo que la población pueda recuperar sus libertades y volver a un estado de vida social y económico normales.

Observemos la simulación en el gráfico 2:

Podemos observar que en esta población se aplica la supresión en el día 43 de comenzada la epidemia, con 32 mil casos existentes y una tasa de contagio (R0) de 2.4 (esto significa que 1 infectado es capaz de contagiar a 2.4 individuos sanos). Después de aplicada la supresión se corta el crecimiento exponencial de casos, la tasa de contagio cae a 0.6 (R1) y no colapsa el sistema sanitario, por ende, las muertes caen abruptamente.

Hasta aquí queda claro que la supresión es la mejor estrategia que podemos tomar para luchar contra el COVID-19 y es eso lo que ha hecho el gobierno peruano.

Veamos ahora el gráfico 3, donde se muestra de manera comparativa los efectos en la curva epidemiológica cuando no se hace nada (línea negra), cuando se aplican las medidas de mitigación (curva verde) y la supresión (línea naranja):

El gráfico 3 es autoexplicativo y queda claro que la supresión (línea naranja) es la más efectiva de las estrategias y a pesar de que la mitigación (línea verde) también nos permite ganar tiempo (igual que la supresión) versus no hacer nada (línea negra), es evidente que con una supresión efectiva el número de casos se desploma, lo que permitiría un alivio del sistema sanitario y de los trabajadores de salud, por ende, disminuye la mortalidad y también los daños colaterales (por ejemplo, otros enfermos, que no de coronavirus, pueden tener acceso a cuidados médicos).

Esto ha ocurrido la semana pasada en China. Ellos aplicaron la estrategia de supresión de manera tardía, pero finalmente consiguieron ganar la batalla.

Aún no se puede cantar victoria del todo porque existe la posibilidad de rebrotes, pero esta vez China está preparada.

En el caso de Perú, básicamente estamos aplicando la misma estrategia, solo que la supresión ha sido aplicada oportunamente en una etapa muy temprana de la epidemia.

Una preocupación legítima es querer saber por cuánto tiempo tendremos que acatar las medidas de restricción que nos mantienen confinados en nuestros hogares, sin trabajar y en muchos casos sin generar ingresos, lo cual genera una preocupación adicional a la epidemia.

Si tomamos el ejemplo de China, esta etapa de aislamiento social drástico no debería durar más de dos semanas, claro, siempre y cuando nuestro aislamiento social haya dado el resultado proyectado por las autoridades de nuestro país. Todo dependerá de la evaluación de los datos que nuestras autoridades hagan esta semana.

Cuando nuestro periodo de aislamiento social drástico termine, es probable que acciones de mitigación serán suficientes para mantener las infecciones a raya.

La combinación de restricción y mitigación posterior ha recibido el nombre de estrategia Martillo-Baile, gráfico 4.

El gráfico 4 nos muestra de manera didáctica esta estrategia. Observemos la curva verde, la primera etapa The Hammer (el martillo) dura entre 3 a 7 semanas, en la que se aplica la supresión, donde ya vimos que se cae abruptamente el número de casos y además nos da tiempo para aprender del virus. De ahí en adelante, sigue la fase del baile, donde se aplican medidas de mitigación.

Veamos un poco el caso de Corea del Sur que tuvo miles de casos, pero que no recurrió a medidas severas de confinamiento social en las casas.

En este país aplicaron tests de descarte del coronavirus masivos y eficientes, identificación de los casos, incluso de los asintomáticos, aislamiento y seguimiento efectivo de los mismos, restricción de viajes de los contaminados y su entorno de contacto (familiares, amigos, etc.) y cuarentenas focalizadas; es decir, en Corea de Sur, lo primero que se hizo fue peinar el país con tests (se estima que llegaron a aplicar 50 mil tests diarios), con esta medida identificaron a los portadores, incluso a los asintomáticos y/o présintomaticos, así identificaron donde estaba el virus y lograron someter a cuarentenas específicas a los grupos infectados, en lugar de poner en cuarentena a todo el país. Incluso dieron ayudas económicas a los aislados en el caso que lo necesitasen para su subsistencia durante su periodo de cuarentena.

Como podemos ver, ellos aplicaron una estrategia más fina e inteligente. La economía del país no se vio afectada y las personas que estaban fuera de los focos de infección pudieron seguir con sus vidas normalmente.

Otros países como Alemania, Japón, Taiwán, Singapur, aplicaron la misma estrategia.

Sería interesante que en nuestro país se apliquen medidas similares, una vez que superemos las medidas de restricción (Martillo) y entremos a la fase de baile.

La estrategia de Corea del Sur podría encajar en la realidad de nuestra población, ya que debido a la alta informalidad laboral de nuestro país, no todos los peruanos pueden darse el lujo de hacer cuarentenas largas debido a que generan a diario sus recursos económicos. Solo una parte restricta de peruanos puede hacer teletrabajo.

Si adoptáramos el modelo de Corea del Sur, las cuarentenas serían en los grupos sociales afectados por el virus, y los demás peruanos estarían disponibles para seguir con su trabajo y sus vidas.

Nuestras autoridades han manejado esta epidemia muy bien, hasta ahora y confiemos en que seguirá así. Nosotros como población también tenemos que hacer nuestra parte. Esta es una lucha de todos. Vamos a salir de esto airosos.

Referencias

  • Fergunson, NM., et al. Impact of non-pharmaceutical interventions (NPIs) to reduce COVID-19 mortality and healthcare demand. Imperial College COVID-19 Response Team. March 16, 2020.
  • Pueyo, T. Coronavirus: The Hammer and the Dance. Medium.com. March 19, 2020