Con el Congreso bajo su mando, el ultraconservadurismo lanza su primer ataque a la educación. El proyecto de ley de Acción Republicana busca someter los procesos de elaboración de materiales educativos al control de grupos dominados por el fundamentalismo religioso. Incluso buscan modificar la Ley General de Educación para reconfesionalizar los programas educativos, bajo el argumento de que los padres tienen el “derecho” a que sus hijos “reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. De esa manera, buscan convertir a las escuelas públicas en anexos de proselitismo de sus creencias religiosas.

Esta movida política del fujifundamentalismo entraña un peligro adicional. No solo busca quebrar la vigencia del enfoque de género, sino imponer sus criterios de la ideología fundamentalista en todos los ámbitos del saber bajo el argumento falaz del “interés superior del niño”. Es que para la mirada ultraconservadora, solo los padres que marchan con Con mis hijos no te metas conocen lo que a los niños les conviene. Los planteamientos de la ciencia o los de padres y madres que no piensan como ellos los consideran peligrosos. Y el criterio de los propios niños y adolescentes les importa menos.

Bajo este lente ideológico, autoritario y subjetivo, no solo la temática de género o sexualidad quedaría afectada, sino cualquier otro tema que incomode al extremismo conservador. ¿Cómo sería la enseñanza de la ciencia bajo los parámetros de Arimborgo y Rosas? Un cóctel de creacionismo, negacionismo del cambio climático y terraplanismo. ¿Y la historia bajo la lupa de Olaechea y Milagros Salazar? Pues como si Aldo, Mulder y Montesinos volvieran a escribir la historia republicana ¿Y el área de Comunicación? Con censura a la literatura que consideren obscena desde su mirada cucufata. Ni imaginar en lo que convertirían el área de Desarrollo Personal, Ciudadanía y Cívica.

Ojalá que este proyecto de ley sea detenido por lo poco de decencia y buen criterio que sobrevive en el Congreso. Es claro que la educación necesita seguir mejorando, pero mirando hacia el futuro, no regresando a la Colonia.