Según un informe de La República, es casi imposible que el empresario Juan Rassmuss Echecopar haya podido ingresar cerca de un millón de dólares en los tres viajes que realizó al Perú en el periodo de diciembre de 2010 y junio de 2011 por la campaña presidencial de Keiko Fujimori, sin que Aduanas haya tomado en cuenta esa cantidad de dinero.

Rassmus ingresó a Perú el 11 de enero, el 15 de febrero y el 29 de marzo en el periodo de campaña, y habría tenido que llevar en cada viaje más de 300 mil dólares, pasar por aduanas justificando la procedencia del dinero (se tiene que justificar a partir de 10 mil dólares), además de reportar esa cantidad en la Sunat para pagar los impuestos de ley.

Según Jaime Yoshiyama, cada vez que llegaba Rassmuss le entregaba dinero que él se encargaba en repartir para la campaña. Lo que hacía Yoshiyama, con la ayuda de su sobrino, era buscar gente que depositara ese dinero, de a pocos, en bancos. Esa modalidad de lavado de dinero es llamada “pitufeo”.

Cada vez resultan más inverosímiles las excusas que ha dado el jefe de campaña de Keiko Fujimori y exministro e importante funcionario en los tiempos de Alberto Fujimori. Incluso su abogado, Humberto Abanto, no tiene la información completa de la versión de Yoshiyama acerca del financiamiento supuestamente otorgado por el empresario fallecido.