Bajo la consigna de “Renuncia Vizcarra”, el fujimorismo y sus aliados no dejan de mostrar su malestar luego de que el presidente Martín Vizcarra anunciara eleccionesa anticipadas en un año, lo que les recorta la carrera y el latrocinio política al que están acostumbrados aún más luego de la no reelección.

El anuncio del discurso presidencial por Fiestas Patrias tomó por sorpresa a un fujimorismo que creía que luego de poner mil obstáculos para la reforma política y permitir la continuación de la impunidad parlamentaria, el voto preferencial y el financiamiento electoral, seguiría tranquilamente su “labor” legislativa. Vizcarra les dio un duro golpe a sus ilusiones y con esto consiguió meterse nuevamente a la población al bolsillo, aumentando su popularidad frente a un Congreso cada días más deslegitimado.

Mientras por un lado, los abiertamente fujimoristas piden la renuncia del presidente y la vicepresidenta para que el gobierno sea tomado por el presidente del Congreso, es decir, por el fujimorismo, los no tan abiertamente fujimoristas, es decir, congresistas de otras bancadas y empresarios, abren la boca para señalar que la decisión de adelantar las elecciones traerá incertidumbre económica y paralización de inversiones. Las mismas triquiñuelas de siempre.

Y aunque sabemos que el fujimorismo no se dará por vencido y buscará la vacancia del presidente a como dé lugar, Vizcarra no es PPK, a quien no lo sostenía ninguna base social, a diferencia del presidente, quien ha demostrado que sigue las consignas populares del “cierre del Congreso”, como se pudo escuchar en el desfile militar, poniendo en jaque continuamente a quienes representan a la corrupción y a la mafia congresal.