Montesinismo reciclado. Luego de enterarnos que el jefe de seguridad del Congreso, Walter Jibaja, no solo había sido edecán de Alberto Fujimori y coronel al servicio de Vladimiro Montesinos, sino también un asiduo usuario de twitter, en donde amenazaba a diestra y siniestra no solo a periodistas que escribían en contra de Keiko Fujimori o la bancada de Fuerza Popular, sino al mismísimo presidente de la República, varios congresistas han pedido que sea retirado del cargo que ocupaba hasta el momento.

Así, la bancada del Nuevo Perú presentó un oficio al presidente del Congreso, Luis Galarreta, solicitando el retiro de Jibaja debido a que no solo trabaja como jefe de seguridad, sino que también cumple labores de adoctrinamiento y militancia incompatibles con la labor que realiza en el Parlamento, en donde se necesita garantizar y proteger a todos los congresistas sin color partidario.

La congresista Indira Huilca sostuvo que “el responsable del adoctrinamiento fujimorista no puede continuar como jefe de seguridad, teniendo carta libre para atacar opositores y periodistas. Keiko Fujimori demuestra que no es capaz de competir democráticamente con sus opositores, prefiere operar ataques montesinistas”. Asimismo, la congresista Tania Pariona manifestó su rechazo a sus prácticas en redes: “Inaceptable! Esto puede constituir una amenaza contra una periodista solo por opinar diferente! Muy peligroso, muy peligroso que la seguridad del Congreso esté en manos de este tipo de personajes”.

Fujitroll

A lo que se refería Pariona es al tweet de Jibaja en donde desea la muerte de periodistas contrarios al fujimorismo. 

Así también había amenazado al presidente, a quien llama “Señor Martín”. 

Candidato naranja

Jibaja nunca había dejado su color partidario, ni cuando cayó Fujimori, solo esperaba su momento, y como cuando fue candidato al Congreso en 2006 por el fujimorismo no le funcionó, fue reciclado por los buenos amigos naranjas que pagan favores a quienes les sirven fielmente, y le dieron un excelente puesto en el Congreso, un puesto por demás estratégico, en donde podría vigilar quién entra y quién sale, qué hace cada quién en sus oficinas, e incluso, repetir las viejas prácticas montesinistas de grabar a los “enemigos”. 

El fujimorismo no ha cambiado, y cada día nuevos zombies nos recuerdan que no mueren, se reciclan para volver a controlar el Estado, las instituciones, el Congreso y el Perú. Estemos atentos.