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Bellido señaló que Verónika Mendoza, actual aliada del gobierno de Pedro Castillo, quiso “forzar en el pensamiento de la gente… cambios culturales tan chocantes” y que por eso no votaron por ella en estas últimas elecciones.

Añadió que “al peruano no le gusta que le impongas” y que “jamás votarían por los programas que plantea Verónika”, a pesar de que en el 2016 tuvo un 18% en las elecciones y quedó tercera con aproximadamente tres millones de votos.

Demostrando sus pocas luces, para Bellido esos tres millones de votos en 2016 prácticamente no existieron… y reafirmando su ignorancia manifestó también que “él viene de una comunidad que tenemos cierta concepción y nosotros valoramos grandemente la familia”.

¿Acaso las personas LGTBI no valoran grandemente a la familia también, que luchan año tras año para ser reconocidas como tal? ¿Acaso las madres y los padres no se preocupan por el bullying o la discriminación que pueden vivir sus hijxs cuando descubren al mundo su orientación sexual o su identidad de género? ¡Ese no es un problema familiar? ¿O Guido Bellido maltrataría a sus hijxs si fueran LGTBI o los echaría de su casa y les negaría su amor?

Un Primer Ministro tiene una gran responsabilidad, es la guía de la administración de un Estado, que debe ser justo y decente. Lo que hace Bellido al decir que las personas LGTB son “chocantes” es condenarlas a la violencia y a cinco años más de abandono estatal, a que las sigan discriminando, golpeando y matando, a que sus familias las rechacen, a que vivan en las calles sin protección ni seguridad.

Bellido debe de saber también que Mendoza no perdió por llevar adelante un programa de gobierno que buscaba calidad de vida para todxs lxs peruanxs sin discriminación, por proteger los derechos de la mujer y LGTBI, por apostar por el matrimonio igualitario y la identidad de género; así no fue, porque con el mismo programa se enfrentó a dos caraduras de derecha y casi les gana, y PPK llevó a congresistas abiertamente gays y ganó.

Entre los varios motivos de la debacle de Juntos por el Perú está la lejanía con la población que votó por ella en 2016, la ausencia de un trabajo político más articulado, un mayor financiamiento para su campaña, viajar por todo el Perú sin que le importe contagiar y contagiarse de covid, recuperar su imagen provinciana y alejarse de su imagen de limeña clase media. Una campaña comunicacional errática, que la llevaba más a identificarse con una barranquina que con una cusqueña, sus extraños cambios de look, un discurso poco empático, ya repetido, no le daban ninguna novedad a su propuesta, sino que la debilitaban.

No fueron los LGTBI, señor Bellido, esa es la vieja confiable de siempre de quienes adoran a Lenin, pero desconocen que la Revolución Rusa de 1917 despenalizó el aborto, el divorcio y la homosexualidad. Por las puras tiene un gran póster del líder ruso, pero prefiere comportarse como Stalin. La vieja confiable de quienes aún tiene telarañas en el cerebro, y que a pesar de vivir una de la más terrible forma de discriminación, que es el racismo, es incapaz de ponerse en el lugar de otra población que también es fuertemente discriminada e incluso asesinada por ser lo que es, la LGTBI.

El presidente Castillo debería estar reuniéndose con los movimientos sociales que le van a garantizar que su gobierno dure cinco años frente a los embates de la derecha bruta y achorada que grita vacancia cada dos por tres: el movimiento feminista, el movimiento LGTBI, el movimiento de derechos humanos, pero hasta ahora siguen esperando, mientras pone solo dos ministras en labores de cuidado, anulando todos los avances en paridad conseguidos hasta el momento, a la espera del puente que quiera tender para proteger la democracia; y deja que su primer ministro siga despachando su homofobia.

Declaración completa

“En eso soy muy honesto. ¿Sabe por qué Mendoza, candidata de izquierda más moderada) no ha tenido los resultados que había podido lograr después de tener un 18%? Por forzar en el pensamiento de la gente. Al peruano no le gusta que le impongas. Jamás votarían por los programas que plantea Verónika. Hay muchos sectores, yo vengo de una comunidad que tenemos cierta concepción y nosotros valoramos grandemente la familia. Cuando uno era universitario veíamos con sorpresa algunos hechos. Para mí me sorprendía ver actos que no estábamos acostumbrados. El Perú en este momento no está preparado como sociedad para cambios culturales tan chocantes”.