Una fuerte conmoción causó ver a la congresista Isabel Cortez, también conocida como Chabelita, recibir el 1 de mayo, Día del Trabajo, una condecoración de manos de Dina Boluarte, responsable política de varias decenas de muertos (se contabilizan 70 a la fecha) con el fin de mantenerse en el poder pese al rechazo de la población. Muertes que han sido a punta de balas de la policía bajo sus órdenes y de los que en ningún momento quiso hacerse responsable, culpando incluso a las mismas víctimas y estigmatizándolas como si fueran terroristas.

Mientras Cortez recibía el espurio reconocimiento de este gobierno, en Plaza Dos de Mayo, cientos de trabajadores se reunían para marchar en contra de quienes han asumido un poder para matar justamente a la clase trabajadora, entre ellos un médico que ayudaba a rescatar a los heridos, y jóvenes y niños.

Debido a este acto, considerado por muchos como una traición, el partido Nuevo Perú negó que ella sea una de sus militantes y repudió que Cortez le diera la espalda al pueblo que votó por ella y avalara el régimen entreguista y asesino de Boluarte.

El presidente de su partido, Juntos por el Perú, también tuvo duros calificativos contra lo que hizo Cortez. Roberto Sánchez señaló que “recibir un premio de un gobierno responsable de violaciones a los derechos humanos es contrario a la dignidad y memoria de las familias y pueblo que lloran y reclaman justicia y verdad”.

La excongresista Rocío Silva Santisteban llamó “el abrazo de la traición” a lo hecho por Cortez.

La expremier Mirtha Vásquez no dudó en sentar una posición sobre lo ocurrido:

Chabelita contra la izquierda

Frente a las severas críticas recibidas por la congresista está optó por responder en un comunicado en donde se lanza con todo contra la izquierda, sobre todo contra sus principales críticas Mirtha Vásquez y Verónika Mendoza, a quienes señaló que la atacan rabiosamente y que fueron las primeras en darle la espalda al expresidente Castillo acusándolo de corrupto y traidor también.

En general, el comunicado es una abierta diatriba contra la izquierda, a la que parece no sentirse afín, pues manifiesta que ella responde a su sindicato y nada más, por lo que no tiene afiliación política ni militancia ideológica que mantener ni respetar.

También señala que recibir la condecoración no significa que no crea en la responsabilidad del gobierno en las muertes, pero sus posteriores entrevistas niegan lo que ella afirma. Su giro político, totalmente oportunista luego de recibir la medalla, es evidente. En una entrevista en 24 horas comentó que no podía acusar a Boluarte por los crímenes y que “hay que investigar”, en otra entrevista realizada mientras salía del Congreso dijo que no ella no había dicho lo que dijo respecto a las violaciones de derechos humanos en el gobierno de Boluarte.

En 24 horas manifestó que está enfocada en sus más de 30 proyectos de ley que quieren que se aprueben, ahí estará el secreto de un cambio radical, que ya se veía venir, pues sus abstuvo continuamente de votar a favor de la vacancia que ella había apoyado, más por obedecer al partido que la llevó al Congreso, que porque creyera en ello.

Así, lo que a una gran cantidad de votantes de la legisladora le parece una traición, era solo la culminación de un proceso de degradación de una persona que no tenía firmes convencimientos políticos ni éticos al momento de llegar al poder, y que por ello podía tranquilamente tranzar, negociar y abrazar a quienes ordenaron matar a los que ella llama, “sus hermanos”.

En este hilo de Twitter, el sindicalista Carlos Mejía explica la descomposición de la labor congresal de Cortez: