Así lo denunció Paola Alave, excoordinadora de la oficina de enlace del congresista Jorge Castro en Tacna. Según Alave, ella asumió el gasto del alquiler de la oficina por siete meses. Este ascendía a 300 soles mensuales. Luego cambiaron de oficina a un local de propiedad de Castro, aquí ya no pagaba el alquiler, pero sí todos los servicios, el mantenimiento, compra de periódicos y bebidas, entre otros.

Alave trabajó con Castro desde el 2016 hasta abril de 2019. Según la denunciante, no solo estaba obligada a mantener la oficina, sino también sus empleados daban mensualmente 150 soles para una especie de bolsa que iba a manos del congresista. La encargada de recolectar ese dinero era la asesora principal de Castro, Ericka Cancino.

Las entregas de dinero eran llamados “diezmos” y eran coordinados sol por sol por la asesora, quien señala en un audio que todo era informado a Jorge Castro, quien decidía que hacer con los pagos, y que este la había autorizado a “cortar cabezas” si no cumplían con lo acordado.

Según Castro, estos aportes eran “voluntarios” y que luego se les devolvía. Diversos congresistas están pidiendo que se le investigue en la Comisión de Ética y que se plantee su desafuero. El representante de Tacna, ahora perteneciente a la bancada de Concertación Parlamentaria, luego de ser echado del Frente Amplio, habría incurrido en los delitos de abuso de autoridad, apropiación ilícita y negociación incompatible.