Empiezo un proyecto personal largamente anhelado: escribir sobre algunos temas que me alegran, me indignan o en general me apasionan desde mi identidad como mujer feminista, de izquierda y creyente. ¿Por qué me es imperioso? Porque actualmente en el Perú, pero también en otros lugares de nuestros continentes del sur, se multiplican con estridencia las voces de “cristian@s” que condenan a todas las personas que no encajan en sus estrechos moldes mentales y que se organizan para frenar avances sociales en temas de derechos civiles y para que no se concreten en leyes y otras normas o en políticas públicas. Est@s “creyentes” le venden el cuento a nuestra gente que solo existe una manera de ser un buen cristiano o cristiana: la suya. Y esto implica dejar de pensar, de investigar y de dudar y sobre todo implica dejar de vivir y ser solidari@s y empátic@s con las personas que nos rodean, implica obedecer las normas que ell@s inventan o inventaron.
Est@s “cristian@s” se aprovechan de la fe de nuestr@s pueblos para “predicarles” un dios autoritario, vengativo, duro, que odia la libertad, el cuerpo y los placeres de la vida y que castiga toda desobediencia. Las instituciones religiosas mayoritarias solo quieren fieles sumisos para seguir ejerciendo poder y no perder relevancia social y económica como ya ocurre en otras partes del mundo y por eso silencian regularmente toda voz disidente al interior de sus grupos. Y si hay muchas personas dentro de las iglesias que piensan, dudan e investigan, pero son censuradas, acalladas o expulsadas.
Existen, existimos creyentes que estamos a favor los derechos de las personas LGTB+ a casarse y a formar una familia, que creemos que el Estado debe garantizar una educación sexual integral y de calidad en todos los centros educativos del país, que creemos que el aborto debe ser despenalizado y que el Estado debe garantizar su aplicación segura y gratuita en todos los casos, que creemos que el Estado debe garantizar que las personas transexuales puedan integrarse a la sociedad completamente. Existimos personas que creemos todo esto y mucho más, y que también confiamos en una divinidad creadora que sostiene al universo con amor. Esa divinidad se ha dado a conocer al mundo de diferentes maneras en la historia y a quienes somos cristian@s se nos ha dado a conocer través de Jesús de Nazaret, él nos acercó al infinito y tuvimos una experiencia fundamental que a través de los años ninguna otra experiencia ha podido desacreditar.
Existimos l@s cristian@s que luchamos por un mundo más justo para tod@s, que estamos en contra de toda explotación y que no seguimos leyes discriminatorias. No les hagan caso a l@s guías espirituales que con voz estentórea y con técnicas motivacionales les enseñan lo que “Dios quiere” a partir de una Biblia, sobre todo si implica discriminar, odiar, juzgar, condenar, reprimir o ir contra lo que las ciencias van descubriendo o contra tu sentido común, y menos si es que les piden dinero. No les hagan caso, examinen lo que dijo, lo que no dijo y sobre todo lo que hizo Jesús (algo de eso está recogido en los evangelios) y así empezaremos a liberarnos de tanto engaño y a ser libres.