Xiomara Yazmín Huallparimachi Ramos (18) había desaparecida desde el 5 de febrero en el distrito de San Martín de Porres (Lima). La familia sospechaba de un microcomercializador de drogas de su barrio con quien Xiomara ya había tenido una situación de violencia, pues este la había acuchillado, pero, a pesar de eso, la policía no le daba el suficiente apoyo para ubicarla, ni las cámaras de seguridad para conocer su trayectoria el día que desapareció.

La familia sindicaba como principal sospechoso de su desaparición a Javier César Campos Rodríguez (53), un vendedor de drogas conocido en el barrio, quien le proveía de drogas a la joven desde hacía algunos años. Xiomara acudía a su casa y la última vez que la vieron había ido a ese lugar.

Días posteriores a la desaparición de la joven, Campos Rodríguez había sido detenido por posesión ilegal de drogas, y en esa instancia es que confiesa el crimen contra Xiomara, a quien habría violado, ahorcado y luego descuartizado en complicidad con otro comercializador de drogas, Pedro Martín Guanilo Tamarria (44).

Luego de la confesión, la policía y Fiscalía se apersonaron el fin de semana a la vivienda de Campos Rodríguez, en donde procedieron a desenterrar parte del cadáver de la joven, quien tenía un hijo de 3 años que queda en la orfandad. Los otros restos de Xiomara fueron enterrados en una vivienda aledaña y tirados al río.

Según la hermana de la joven madre, Campos Rodríguez tiene familia en la Fiscalía y su defensa alegará que está loco para no ser condenado por feminicidio, por lo cual vienen realizando diversos plantones frente a la sede fiscal del distrito, con el fin de que el crimen no quede impune.