Ferrero: un presidente del Tribunal Constitucional conservador
El nuevo presidente del Tribunal Constitucional es Augusto Ferrero Costa, de notable trayectoria conservadora, y ligado a algunos políticos de derecha, intentó incluso detentar el poder a través de la vicepresidencia en la terna con Luis Castañeda Lossio en las elecciones presidenciales de 2011, ocupando el quinto puesto en las preferencias electorales. En 2017, con 100 votos del Congreso, fue elegido magistrado del TC.
Ferrero Costa se ha caracterizado por votar en tándem con Ernesto Blume Fortini y José Luis Sardón de Taboada como en el caso Oscar Ugarteche, quien solicitaba el reconocimiento de su matrimonio en México por Reniec. En este caso, los tres magistrados votaron para que se declarara improcedente la demanda de amparo de Ugarteche, a diferencia de Marianella Ledesma y Eloy Espinoza Saldaña, quienes votaron a favor de declarar fundado el amparo.
En la argumentación de su voto singular, Ferrero señaló una serie de inconsistencias que no se condicen con los avances de derechos que ha vivido toda América recientemente y Europa hace más de una década. Según Ferrero, el matrimonio es por naturaleza heterosexual.
“El término matrimonio es la palabra que designa este tipo de unión heterosexual. Lo primero es, pues, «la existencia de uniones estables y comprometidas entre los hombres y las mujeres, y esas uniones son las que reciben el nombre de matrimonio, y las que el Derecho se encarga de regular. No es primero el término, la palabra, a la que después la sociedad o el Derecho dan el contenido que parece conveniente, sino que primero es la realidad designada (la unión estable y comprometida entre hombre y mujer), y después la palabra (matrimonio) que la designa y la identifica frente a otras realidades diferentes»2.
Entonces, matrimonio es la palabra que empleamos para designar específicamente la unión estable entre un hombre y una mujer. Si la unión es entre dos hombres, o dos mujeres, ya no es matrimonio, sino un fenómeno humano y social diferente ‒respetable, por cierto‒, por la misma razón que una compraventa sin precio ya no es compraventa sino donación. Y decir que una donación no es una compraventa no es nada peyorativo para la donación, sino simplemente delimitar realidades substancialmente distintas,
acreedoras de un tratamiento jurídico diferenciado3.
Plantear que una unión homosexual es matrimonio es como pretender que una unión homosexual sea heterosexual: una contradicción en sus propios términos. Y afirmar que son realidades distintas no es decir nada malo de las uniones entre personas del mismo sexo, sino simplemente diferenciarlas de otro tipo de uniones (la de las personas de diferente sexo) que son, efectivamente, distintas y las que producen el crecimiento de la población mundial, y el mantenimiento de ella“.
Frente a ello, Marianella Ledesma le respondió que “no es posible, en las condiciones actuales, seguir interpretando las instituciones del derecho civil como fueron concebidas en el marco del derecho europeo continental del siglo XIX, ya que el importante viraje del derecho internacional ha generado que los Estados convivan con distintos actores en el escenario internacional, con los cuales debe articular distintas formas de diálogo para el aprendizaje recíproco. En ese sentido, las fuentes que puede aplicar o invocar la autoridad judicial no se restringen únicamente a aquellas que tienen origen local, sino también a las que reconocen los deberes internacionales del Estado peruano“.
Ferrero ha tenido otras opiniones y votos controvertidos, como estar a favor del golpe de estado de Manuel Merino, al que consideraba constitucional; tampoco quería que se suspenda el cobro de peajes en pandemia, y votó a favor de que el asesinato de toros en las plazas se ratifique como constitucional.