El 2019 empezamos con un desafío importante: detener los intentos del fujiaprismo de obstaculizar las investigaciones en contra de sus dos líderes en el caso Lavajato. Para ello utilizan a su principal operador, el Fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, quien ni corto ni perezoso decidió descabezar, entre gallos y medianoche, al equipo especial que realiza las investigaciones con el fin de desarticular el convenio firmado con Brasil, un duro golpe a la lucha anticorrupción que incluso había logrado encarcelar a Keiko Fujimori y su cúpula.

Chávarry no se esperaba que la ciudadanía, que ya había demostrado estar harta de los juegos mafiosos del fujiaprismo al apoyar con cerca del 90% del referéndum convocado por el presidente Martín Vizcarra, se levantaría el mismo día del anuncio y decidiría pasar la medianoche del 2018 en las calles apoyando a José Domingo Pérez, mientras este protegía la información, lacraba los informes y ponía a buen recaudo lo avanzado hasta el momento.

Tampoco se esperaban que cerca de tres mil personas estuvieran arengando los nombres de los fiscales Vela y Pérez mientras estos declaraban que se iban a ejercer una desobediencia jerárquica debido a que el Ministerio Público estaba tomado por la corrupción y con el fin de proteger esta institución de quienes pretenden usarla para sus beneficios personales. 

Lo que ha hecho el fiscal de la Nación solo confirma todas nuestras sospechas, es un alfil del fujiaprismo dentro del Ministerio Público, partidos que tienen a los dos únicos congresistas de sus bancadas involucrados con Los Cuellos Blancos del Puerto (Becerril y Mulder), la misma banda vinculada a Chávarry y Tomás Gálvez, otro fiscal supremo que está pasando por agua tibia sus vinculaciones con la delincuencia. 

Desde este espacio de prensa independiente hacemos un llamado a unirnos a la ciudadanía en las calles para pedir la salida de Pedro Chávarry y apoyar las acciones que está tomando el gobierno para impedir que el Ministerio Público siga siendo coto del fujiamprismo. Que estos nefastos partidos sigan siendo golpeados en su credibilidad y en el poder que ostentan hasta el momento, que su agenda delincuencial no se siga imponiendo sobre la vida de peruanos y peruanas, y que podamos tener por fin un país que avanza hacia la institucionalidad y el progreso sin su presencia. 

¡Vamos a las calles!