Escribe: Sophia Gómez Cardeña
Eva Dans (1984) no es un nombre artístico, aunque parezca. La directora uruguaya, nacida en Canadá, nos presenta en Carmen Vidal mujer detective un cúmulo de encantadoras e improbables combinaciones: su cuádruple rol en el film (directora, protagonista, guionista y productora), el género cinematográfico de su ópera prima (una comedia de detectives a modo de cine noir) y la construcción de personajes memorables y absurdos (un detective hijo de mamá, una dupla de policías que no lo son, una villana con peluca y una femme extrafatal).
Estas características funcionan originando un largometraje ágil y de personajes sólidos, como Carmen Vidal, la detective de suerte esquiva. Ella es una mujer de treinta y pocos, y con una imagen distinta a la prolijidad clásica de los sujetos de su profesión: come pizza fría, bebe cerveza desde la botella y fuma marihuana con su gato, mientras intenta recordar dónde ha guardado evidencia clave para resolver el asesinato de su colega. Pero la detective no es un personaje de una sola cara, ni cercano al infortunio. Por el contrario, está construido desde la comedia y profundidad. Así, Carmen Vidal es una mujer con una feminidad disidente (desprolija, ausente de la seducción, algo tanática en sus adicciones) y que está atravesada por un primer caso no resuelto: la foto sin rostro de su padre desaparecido. Una detective que carga con el enigma de una ausencia para la que no hay pistas, que pierde luego a su colega -un casi hermano- y se queda un poco más sola en el mundo. Una antiheroína, en el mejor sentido de la palabra.
Carmen Vidal es el arquetipo de persona que intenta hacer algo (responder a la adversidad), a pesar de sus inconsistencias. En este sentido, todxs tenemos un poco de ella. Desde esta óptica, sería fácil, aunque impreciso, sostener que su historia es una de superación. La película es lo suficientemente inteligente para sacudirse del rótulo –tan vacío y tan en boga- de la autoayuda. Así, ella no tiene nada que superar ya que no parte de lo incorrecto, sino de lo real que hay en cada ser humano: sus debilidades y sus deseos. ¿Y cómo logra distanciarse el film de este lugar común? La respuesta es sencilla: a través de la comedia.
En Carmen Vidal mujer detective emerge un tipo de comedia infrecuente en el panorama latinoamericano reciente: la del absurdo y la burla a tópicos que tradicionalmente escapan al humor. Así, tenemos a una detective que sufre de amnesia, que es ajena a la tecnología y cuyo único recuerdo del padre ausente implica una botella idéntica a las que toma en su vida adulta. Acompañándola, aparecen unos policías de nombres cuestionables -Carlos Cesaria y Ronnie Rosa-Spinoza- y habilidades aún más dudosas, que serán claves para el desenlace de la historia. El abordaje de la trama también se realiza en tono de comedia, sacudiéndose de la tentación de tratar con seriedad temas difíciles. Por ejemplo, el acercamiento al tema del suicidio (el mejor amigo de Carmen Vidal aparece muerto colgando del gasómetro de Montevideo) no se da desde un respeto acartonado, sino desde una mofa viable para el funcionamiento del guion. Algo similar ocurre al aludir a los dispositivos contemporáneos de salud mental (la terapia, la psiquiatría), cuando los personajes refieren que “todo mejora si se va a terapia”, apostando por una supuesta panacea de todas las soluciones sin haber acudido nunca a un espacio similar.
Finalmente, otro aspecto a destacar es la banda sonora y la dirección de arte. La película cuenta con una banda sonora original (Maximiliano Silveira), que da el ritmo necesario para transitar la historia. Sobre la dirección de arte, el largometraje está filmado de manera que predomina una coloración gris con acentos en tonos fuertes (rojo, rosado) que ayuda tanto al aspecto dramático como hilarante del film. Estos contrastes aparecen en también en las locaciones elegidas: el orden de una tienda de abarrotes u oficinas municipales, frente al caos del departamento de Carmen Vidal.
Sobre esto, un dato curioso: Eva Dans cuenta que el departamento de la protagonista era el suyo propio y que, durante el tiempo de rodaje, tuvo que vivir en el desorden de Carmen, que era el orden de la película. Un guiño más a la cercanía entre autora y personaje.
Y aquí, analizando las distintas locaciones del film, encontramos un último elemento. Carmen Vidal mujer detective puede ser entendida como una película-homenaje a Montevideo, en donde la ciudad es también protagonista. La presencia imponente del gasómetro (ubicado frente al departamento de la Eva Dans), las avenidas de Montevideo, la existencia del Bar Hispano y su carta de pizzas y bebidas: todas son piezas que han sido articuladas de forma minuciosa, detallista y sin las cuales es imposible conocer a Carmen Vidal.
Una detective que no resuelve casos. Una casa que se desmorona. Unos colegas que no son tales. Una protagonista mujer que nos hace reír. Un film arriesgado y delirante. Carmen Vidal mujer detective es un pequeño tesoro para quien sabe mirar.