Muchos conocidos que tuvieron oportunidad de ver “La revolución y la tierra”, el interesante documental de Gonzalo Benavente sobre la experiencia velasquista en el Perú de los años 70 del siglo XX, han señalado -y con razón- la falta de material audiovisual, y el mal estado de mucho del mismo, en la película, pese al gran esfuerzo de los productores por utilizar y corregir lo mejor posible lo que tuvieron a la mano. Por cierto, en esos años se registró, y bastante, imágenes y sonidos de la época, sea en formato de celuloide o video electrónico, más aún, tratándose de actividades oficiales. El problema es qué se hizo después con los mismos. Una leyenda urbana afirma que cuando los medios fueron “devueltos a sus legítimos dueños”, al decir de la restauración belaundista, se destruyeron por motivos políticos gran parte de esos archivos, incluyendo del canal del Estado, creyendo que tal vez de esa manera desaparecía de la historia y la memoria popular.

No solo el material de nuestro convulsionado pasado político se pierde, también tantos registros y vistas del Perú y los peruanos, que podemos ver similar en otros países de la región, pero no en el nuestro, porque somos el único país, a la fecha, que carece de un Archivo Fílmico. Eso abarca eventos deportivos (las tomas de la llegada al puerto de Callao de los deportistas que nos representaron en las Olimpiadas de 1936 o la reinauguración del Estadio Nacional), presentaciones musicales, expresiones religiosas, fiestas regionales, cambios urbanos, nuevas modas y un largo etcétera de nuestra rica cultura. Y por supuesto nuestro cine, desde los tiempos del mudo al sonoro, nuestra vida y arte registrado a veinticuatro cuadros por segundo, que alguna vez llegó a nuestras pantallas, pero de los que ahora solo tenemos, en el mejor de los casos, una postal de recuerdo.

Por todo eso, y mucho más, es necesario y urgente la Cinemateca Nacional del Perú. Somos, a la fecha, el único país de la región, que carece de ella. En los últimos tiempos países como Paraguay y Panamá, que carecen de una historia audiovisual como la nuestra, ya lo vienen impulsando, uniéndose a las experiencias de larga data y desarrollo profesional de México, Brasil, Uruguay, Bolivia, Cuba, Chile, Colombia y Ecuador, entre otros. En el Perú, mientras tanto, se sigue perdiendo irremediablemente esa memoria por falta de conciencia y dilaciones burocráticas.

La Cinemateca tiene como principal propósito el preservar y difundir la memoria audiovisual del país, que es parte de nuestro patrimonio cultural como ha sido señalado por la Unesco. No se refiere solo a películas de cine, sino a todo material audiovisual registrado en el país a lo largo de su historia, y que pueda ser recuperado, que incluye películas de cine, programas de televisión, publicidad, documentales, reportajes, institucionales e incluso vistas personales y familiares. Estos archivos fomentan la investigación y publicaciones, facilitan material histórico a las productoras, difusión de películas, formación de público y acceso del material recuperado al público en general; además de la exhibición de materiales complementarios de la producción audiovisual, como museo. 

Durante años, un pequeño grupo de gente de cine hemos luchado e insistido, pública y privadamente, por la Cinemateca, sin ser escuchados. Alternativas como los concursos de preservación de películas del Ministerio de Cultura no pasaban de paliativos, importantes, pero insuficientes para esta tarea de tal vastedad y extrema urgencia. La posibilidad de echarla andar en tanto proyecto emblemático en el Cusco como parte del Bicentenario, lamentablemente, se quedó en los buenos deseos, sin concreción ni desarrollo.

Este año, luego de un proyecto fallido en el Congreso anterior presentado a título personal por un legislador, se organizó un equipo plural de gente de cine, historiadores, abogados y otros para tratar de echar a andar, por la vía legal, la Cinemateca. Contamos con la presencia de representantes de la Filmoteca PUCP y del Archivo Peruano de la Imagen y el Sonido (ARCHI) que, desde sus propias experiencias en la gestión privada, han aportado a esta propuesta, así como de los colegas del Cusco y peruan@s que viven fuera del país.

El resultado de este esfuerzo es el proyecto que alcanzaremos a la ministra de Cultura, Gisela Ortiz, en ceremonia oficial este miércoles 27 de octubre, para que el Gobierno lo pueda empezar a hacer realidad. La fecha no es casualidad, porque ese día se conmemora el Día Internacional en Defensa del Patrimonio Audiovisual, instituido por la Unesco desde el 2005 para conmemorar la aprobación en su 21ª reunión de 1980, de la Recomendación sobre la Salvaguardia y la Conservación de las Imágenes en Movimiento.

En materia de archivo, el tiempo siempre corre en contra, por eso esperamos que esta vez el archivo se pueda hacer efectivamente realidad, y no a largo plazo. Confiamos que la ministra, como otros altos funcionarios de su despacho, están comprometidos en la defensa y lucha por la memoria. Por eso y mucho más, #CinematecaPeruanaYA