El 17 de junio de 1956 fue el día en que las mujeres peruanas empezaron a ejercer su ciudadanía mediante el voto, pero no todas, la Ley Nº 12391, promulgada el 7 de setiembre de 1955 por Manuel A. Odría, y que reformaba la Constitución, permitía votar solo a las mayores de 21 años y a las casadas mayores de 18 que supieran leer y escribir.
Aunque el debate por el voto de las mujeres se había dado desde el siglo XIX, con la primera propuesta del senador Celso Bambarén Ramírez, en 1867, para equiparar derechos constitucionales a ambos géneros, esto no había sido posible gracias a los partidos conservadores que pugnaban porque las mujeres continúen en el ámbito doméstico cumpliendo las tareas del hogar.
El movimiento feminista, inaugurado a inicios del siglo XX con el discurso de María Jesús Alvarado en 1911, considerada la primera feminista del Perú, en la Sociedad Geográfica de Lima, era un alegato a la educación igualitaria y el voto femenino, pero tuvieron que pasar veinte años más, y más mujeres luchadoras, para que este entre a ser debatido en el Congreso de la República. Desde 1931 a 1932, y a través de siete sesiones se debatió si las mujeres debían votar. Estaban las posiciones más conservadoras del Partido Descentralista del Perú, completamente en contra, o del Partido Aprista Peruano que optaba por el sufragio restringido y calificado, hasta las posturas de izquierda de la Unión Revolucionaria que apostaba por el voto irrestricto.
Al final se planteó una postura intermedia: las mujeres votarían solo en las elecciones municipales, mientras se educaban en formación cívica. La edad, la educación y el estado civil serían las ventajas para unas y los obstáculos para otras en este intento de conciliar los miedos masculinos a que las mujeres decidan en elecciones:
“Gozan del derecho de sufragio los ciudadanos que sepan leer y escribir; y en elecciones municipales, las mujeres peruanas mayores de edad (21 años) las casadas o que lo hayan estado, y las madres de familia aunque no hayan llegado a su mayoría de edad”.
El truco era que las elecciones municipales no existían. Era el presidente quien colocaba a los alcaldes hasta 1963, cuando en el gobierno de Fernando Belaunde Terry se realizan por primera vez las elecciones municipales directas.
Las mujeres siguieron siendo discriminadas hasta 1979, en donde el cambio constitucional permitió que las mujeres pudieran votar a partir de los 18 años como los hombres, sin necesidad de estar casadas o ser letradas.
El Perú fue el penúltimo país en aprobar el voto femenino. El primero fue el Ecuador en 1921, el último fue Paraguay en 1961. En las elecciones del 2016, las mujeres alcanzaron el 50.38% de la población electoral, en tanto que los hombres llegaron a 46.62%, según el padrón de las Elecciones Generales.