La ciudadanía peruana dio, en tiempos recientes, una gran batalla contra la corrupción y sus defensores que impedían desde el Congreso la labor de investigación y denuncia del Ministerio Público. Una y otra vez salimos a las calles, miles de mujeres, estudiantes, pobladores, trabajadores y trabajadoras, a manifestar nuestro rechazo frente a las maniobras de los partidos tradicionales con mayoría en el Congreso, léase el fujimorismo y el Apra, hasta convencer por fin al presidente Vizcarra que solicite la cuestión de confianza y, denegada esta, cierre legítimamente esa instancia.

Fuimos las ciudadanas y ciudadanos de a pie quienes lo logramos. Ahora nos toca continuar la gesta para impedir que en febrero de 2020 retornen al Congreso los mismos personajes nefastos y corruptos que consideran que el Estado es un botín, una plataforma para su enriquecimiento personal. Nos toca denunciar y combatir a los topos. O, debo decir, ¿“las topas”?

Dentro de pocos días, el 18 de noviembre, se cierra el plazo para la inscripción de las listas electorales, pero ya tenemos algunos adelantos de lo que se nos viene. La estrategia de los fujimoristas ya está clara: además de sus listas propias, han negociado con múltiples partidos, como Solidaridad Nacional, cual si fueran “vientres de alquiler”, para colocar en sus listas y en lugares bastante altos, a prominentes y reconocidas defensoras de la corrupción como Yeni Vilcatoma, Rosa Bartra y Nelly Cuadros, entre otras.  

En consecuencia, ya no bastará que no votemos por Fuerza Popular -que ha puesto a la impresentable Martha Chávez como cabeza de lista- o por el Partido Aprista -cuya lista estará liderada por el igualmente impresentable Mauricio Mulder- para impedir que los corruptos consigan la mayoría otra vez. Pues los votos que ciudadanos/as desinformados otorguen a algunos de esos partidos-vientres de alquiler, aun cuando vayan con la marca que indica su preferencia por otro candidato, favorecerán indirectamente a los/as corruptos que esa lista albergue.

El periodo congresal para el que vamos a elegir es bastante corto, apenas 18 meses, no obstante, lo que se jugará será de mayor trascendencia: la aprobación de las reformas políticas propuestas por el presidente Vizcarra y elaboradas por la comisión de expertos liderada por Tuesta, que incluyen que el levantamiento de la inmunidad parlamentaria deje de ser potestad del mismo Congreso y se delegue a un organismo autónomo; que los condenados en primera instancia por delitos dolosos estén impedidos de ser candidatos; que los candidatos a cargos electos (congresistas, autoridades municipales y regionales, etc.) ya no sean elegidos a dedo por la dirigencia del partido, sino por sus militantes y ciudadanos de a pie, en elecciones abiertas y supervisadas, entre otras.

Todas estas reformas están justamente dirigidas a impedir el abuso que los partidos tradicionales y sus caudillos han perpetrado contra la democracia, forma de gobierno, de por sí, plena de limitaciones e insuficiencias.

También tocará a este Congreso elegir a los nuevos integrantes del Tribunal Constitucional, organismo que deberá dirimir las apelaciones en contra de su prisión preventiva de parte de los principales implicados en los casos Odebrecht, entre ellos, Keiko Fujimori; procesos judiciales relacionados con conflictos socioambientales y enormes deudas tributarias de grandes empresas trasnacionales, así como una serie de casos que afectan significativamente los derechos de las mujeres y de la comunidad LGTBI, como la denuncia contra el exministro de Salud, Costa Bauer, por las esterilización forzadas a más de 200,000 mujeres, y la demanda interpuesta por Oscar Ugarteche por el derecho al registro de su matrimonio con Fidel Aroche, que abre una vía clave en la lucha por el matrimonio igualitario.

Las feministas debemos, por ello, estar alertas y alertar acerca de los candidatos y candidatas con antecedentes penales y/o judiciales, acusaciones de acoso, maltrato familiar o violencia de género, malversación de fondos, asociaciones ilícitas, etc. Evitar el voto ingenuo por las listas que los acojan. Una tarea importante, pero solo aporta para el corto plazo. Pensando en el mediano y largo plazo, ¿no es hora de empezar a debatir si queremos / debemos organizar un partido propio, un partido feminista peruano?

En esta campaña electoral, ya no basta con que digamos “Vota por una mujer”, lo que debemos decir es ¡Vota por una feminista! Hagamos campaña por nuestras hermanas feministas.