Hace poco, una excongresista, de esas que se dedican a mentir continuamente porque busca la reelección para enero, aunque cuando era congresista también lo hacía, señaló que el gobierno peruano se ha preocupado más en enseñar a las niñas que masturbarse es empoderarse, que en hacer lo que debía, como mejorar la infraestructura de los colegios.

Y más allá de que el gobierno realmente no haya hecho lo que dice la candidata, y es más, no ha hecho mucho por implementar la educación sexual integral, porque las cifras de embarazos adolescentes (la mayoría producto de violaciones) no han bajado, es bueno saber si realmente la masturbación empodera a las mujeres.

Por experiencia propia, estoy completamente segura de que sí, pero existe un grave problema al educar en sexualidad a lxs niñxs, la mayoría de veces no se habla de temas que ellxs ya están experimentando, y la única forma que tienen de averiguar sobre esto es a través de internet y ahí no van a encontrar la información más adecuada a su curiosidad, y lo que es peor, va a terminar siendo su primer educador sobre sexualidad si los padres no se atreven a hablarles de estos temas.

Yo, como millones, empecé a tocar mis partes íntimas, porque era agradable, apenas tuve uso de razón, es decir, a partir de los 5 o 6 años, y lo hacía al aire libre pues no me habían enseñado ni el miedo ni la vergüenza, hasta que mi madre me descubrió y me dijo que eso no se hacía, que no debía tocarme, sin ninguna otra explicación, cuando lo que debió decirme es que podía tocarme si quería, pero con las manos limpias y en mi habitación, porque tocarme no estaba mal, pero no tenía por qué verme todo el mundo. Esa primera educación no la tuve, así que el conocimiento sobre mi cuerpo tuvo que ser posterior. Lo primero fue el trauma y el temor.

Pasaron seis o siete años para que yo volviera a tocarme, y esto fue gracias a una serie de lecturas de las novelas de Alejandro Dumas, en donde siempre había romances apasionados. En esos tiempos, la única forma de saber algo de sexo era a través de estas novelas históricas (que abundaban en mi biblioteca), de revistas pornográficas (de mis primos) o de la Serie Rosa en televisión (a la medianoche). Ahí fue cuando volví a masturbarme, esta vez sí en secreto, porque era imposible hablar de este tema con algún adulto, pero sobre todo con culpa, pensando que “algo estaba mal en mí” (aparte de ser lesbiana). Llegué a pensar que era una enferma sexual porque nadie me explicaba que estaba bien, hasta que me leí completos los ocho tomos de la Enciclopedia de la Salud y de la Familia y ya pude volver a masturbarme en paz.

¿Qué es lo que permitió que me masturbara siendo adolescente? Aparte de conocer un órgano maravilloso que es el clítoris y de embargarme de felicidad a diario, saber lo que era un orgasmo antes de tener un coito heterosexual u homosexual, y por lo tanto, saber cuándo este no era alcanzado; y cuando eso sucedía, para no quedarme con la frustración, conseguirlo por mí misma.

Creo que esa frase es clave y las mujeres deben de saberlo, para que sean felices y para que no dependan de nadie: pueden conseguir sus orgamos solas, sin necesidad de ningún hombre ni de ninguna mujer. Aún en estos tiempos, en que parece que la información sobre el sexo está por todos lados y al alcance de un click, hay mujeres que aún no han descubierto esa capacidad para darse placer a sí mismas, y creen que este placer vendrá de otrxs, y muchas veces resulta que no, pero se acostumbran a ello y pretenden ser felices.

Justamente saber sobre la masturbación, sobre los orgasmos, sobre la excitación, y en general, sobre la salud sexual, no hará que nos masturbemos más o menos, o que empecemos a los 5 o a los 14, porque todo dependerá de nuestro cuerpo, sino que permite contar con más herramientas para conocer mejor nuestros cuerpos, para decidir bien qué hacer o no hacer en el campo de los sexual, para tomar mejores decisiones en la vida, para renunciar a lo que no nos es placentero, para buscar el placer en donde mejor nos convenga, para estar sola y feliz, y para cuidarnos de la violencia sexual, cuando una niña conoce su cuerpo, cuando se le enseña a quererlo y valorarlo, y no a tenerle miedo o rechazarlo, puede reconocer lo que no es bueno para ella, y puede expresarlo.

La masturbación empodera, sí, y es positiva, saludable, normal y completamente libre de riesgos, ojalá se hablara más de estos temas en el colegio, tendríamos menos niñas abusadas, más violadores presos y más mujeres felices.