Nunca falta un roto para un descosido, y en este caso el conductor de televisión Paco Bazán y el caído en desgracia, Phillip Butters, hacen muy buena dupla, incluso se podría pensar que Butters es el padre putativo de Bazán, por la incontinencia verbal y escrita que va demostrando con el paso del tiempo este último, una incontinencia que le ha traído a Butters severas consecuencias, como ser denostado de la televisión de señal abierta para pasar al cable.
Al parecer, Bazán quiere ser el sucesor de Butters en las lides del machismo y la discriminación, sino no se entiende que le den carta libre en un programa de televisión deportivo en donde despotrica y hace burla de las deportistas peruanas.
Fue tan ofensivo su comentario sobre la delegación peruana de futbolistas mujeres, que Jhoel Herrera, futbolista peruano, le envió una carta abierta, tal vez pensando que si se niega a disculparse con las mujeres, porque no las valora y las menosprecia, por lo menos con un hombre se sentirá forzado a hacerlo.
Pero qué dijo Paco Bazán para recibir una carta en este tenor, que evidentemente, se muestra muy contenida de mostrar su enojo frente a lo dicho por Bazán, e intenta hacer un llamado de atención alturado por las sandeces dichas por el conductor.
“Las chicas del fútbol femenino han pedido que, por favor, llenen los estadios que vayan a verlos. Primero dejen de reclamar tanto y después ganen pues por favor. Dios mío, una lágrima son, una lágrima son”.
A Bazán no les gusta que las mujeres deportistas reclamen mejores condiciones para jugar fútbol, como por ejemplo, mejores campos, sueldos, pasajes, premios y auspiciadores, él quiere verlas sacrificándose sin recibir nada a cambio, y así, sin nada, quiere que ganen todos los partidos en donde participan. Su desprecio por el esfuerzo que ellas hacen es total, y queda demostrado al final por el bailecito fatuo que realiza luego de decir esa sarta de tonterías.
Debido a las críticas, a Bazán no le quedó otra que disculparse, al parecer no quiere seguir el camino de su mentor y ser puesto de patitas en la calle.
Y así quedó Bazán en su paso por el machismo, obligado a retractarse.