El 16 de noviembre, la joven Anjali Poémape realizó una denuncia pública en su Facebook acusando a Yohan Vladimir Torres Osco de tocamientos indebidos cuando se hospedó en el hostal en donde Torres trabaja como recepcionista. Asimismo, denunció la forma en que la policía y la fiscal la revictimizaron haciéndola sentir culpable de la violencia sexual que había vivido.
Leamos su testimonio y veamos cómo la justicia sigue siendo ajena a las mujeres y por qué muchas desisten de denunciar.
“Bueno, amigos, les pido que puedan leer esto hasta el final.
Siempre he creído que soy una mujer fuerte, que le hace frente a todo, pero no contaba con que ciertas circunstancias me desarmarían, volviéndome vulnerable.
El día 19 de abril, pasada la medianoche, alquilé una habitación en el hostal Blue Sky ubicado en la Avenida Riva Agüero 1430 (El Agustino) para poder descansar junto a mi madre, porque se nos había hecho muy tarde para regresar a casa y era peligroso. Ella se quedó abajo con unas amigas, mientras yo subí a descansar por el largo día de trabajo que tuve, por lo que incluso me dormí al instante de haber llegado.
Al promediar las 4:30 am sentí que me bajaban el pantalón, haciéndome tocamientos, abrí los ojos aún confundida y cuando reaccioné había alguien a mi lado, era el chico de recepción. Me levanté de un salto de la cama y grité lo más fuerte que pude yendo hacía el baño, tomé el teléfono y empecé a llamar a mi mamá, él se paró de la cama con toda la sangre fría del mundo y me dijo “tú me llamaste”, “tú me dijiste que querías sexo”, yo abrí la puerta y con la fuerza que pude lo eché de la habitación.
Mi mamá subió con el personal de seguridad y este increpó al muchacho lo que hizo, a lo que él le respondía que yo le había pedido agua durante la madrugada y que luego le dije que entre, pero como cerré la puerta con seguro, entró por la ventana.
Llamé a la policía y por suerte llegaron inmediatamente, nos trasladaron a la comisaría de El Agustino, donde tomaron mi declaración y la de él. El policía que habló con él dijo que este tipo hacía esto frecuentemente con mujeres que llegaban en estado de ebriedad (obviamente yo no lo estaba y por eso me defendí).
Durante mi declaración, yo lloré inconsolablemente, mientras que él, YOHAN VLADIMIR TORRES OSCO, no tenía una sola pizca de remordimiento, sin embargo, el policía me reclamó el por qué me hospedé sola, que una mujer no se hospeda solo porque sí en un hotel (a pesar de que le expliqué mis razones, yo era culpable de lo que ese Infeliz hizo), lo mismo sucedió con la fiscal que me volvió a tomar mi declaración, ella me reclamó mi actuar, acusándome de ser poco prudente y que “una mujer no se hospeda sola, siempre tiene que ser con un hombre para que la cuide”.
Antes de ir al médico legista la familia de este tipo fue a hablar con mi mamá y demás parientes para pedirles que no ponga la denuncia y que “arreglemos”, obviamente, no permití que ello suceda y mi familia tampoco.
Sentí que me pisotearon como quisieron no solo en la comisaría sino también en el médico legista que no tiene ni un poco de sensibilidad en estos casos.
Lamentablemente, en este país no hay justicia, a pesar de las pruebas, de lo que encontró el policía y lo que el médico legista notificó acerca de él (felizmente a mí no me pudo hacer un daño mayor porque reaccioné a tiempo) salió en libertad.
Me di cuenta de ello de la peor manera, estaba haciendo compras en el mercado de Los Andes y me lo encontré despachando en una tienda junto a su papá y su hermana (jamás olvidaré sus rostros) y me quedé fría, lloré nuevamente y para desgracia eso me hundió en depresión. Me mudé lejos, no salía y no comía. Pero reaccioné, ese tipo está libre, en un mercado donde van niñas y mujeres que pueden ser sus próximas víctimas, la justicia le demostró que puede hacer lo que le dé la gana porque no lo van a detener pero yo no se lo voy a permitir, iré hasta el final en este proceso legal para que ¡YOHAN TORRES no pueda hacerle daño a nadie más!”.