En infinito abrazo para la señora Charito, compañera feminista y madre luchadora
Ayer me quedé con ganas de gritar tu nombre, compañera.
Hoy lo escribo, dibujo cada letra que compone tu luz
Con ellas he armado una lista interminable
Un ejercicio de la memoria
Un llamado de emergencia.
Hoy te enuncio: Solsiret Melchorita Rodriguez Aybar.
Cada día que pasa tu nombre es una flor ardiendo
En las manos de las compañeras
En nuestra lucha incansable
En las paredes que hablan.
Una flor en llamas que atraviesa los escudos de quienes debieron cuidarnos.
Ellos, los policías que parecen no haber nacido de madre
Ese policía que se atreve a decirle a tu mamá que regrese en una semana
porque seguro te escapaste aburrida de criar.
Ese policía que cuestiona a tu padre su hartazgo
Por la diligencia nula de la fiscal
que ha decidido dejarte debajo de una torre de papel.
Hoy te encontramos
ya no estamos suspendidas en el tiempo
Pero seguimos
En resistencia de espera
En resistencia de llanto
En resistencia de un tú infinito.
Solsiret, una rabia contenida
Solsiret, una pregunta insistente
Solsiret, eres tú la exigencia.
Hoy estamos aquí
No nos quedamos con las ganas de gritar:
Solsiret, no tenemos ganas de hablar en pasado
Solsiret, no tenemos ganas de quedarnos sentadas mirando la pantalla
Solsiret, no tenemos ganas de pasar la página para convertir tu ausencia en norma
Solsiret, no tenemos ganas de hacer nada de lo que tú tampoco hubieras hecho
Si fuera yo la desaparecida
La compañera que falta
La hermana que no está
La madre en la boca de unos hijos convertida en hambre de extrañar
La hija que se espera en noches que ya no son para dormir.
Sol, tu presencia de nube es el llamado que no dejaremos de gritar.
Solsiret, estarás aquí entre nosotras presente.