En mayo, una estudiante de psicología presentó una denuncia en contra de Ricardo Arturo Milla Toro. La denunciante, de iniciales M.G. y de 23 años, narra la violencia de la cual fue víctima. Ella pide celeridad en su caso para proteger a militantes y a estudiantes del entorno del presunto agresor.

“Ya pasó un mes. Sin embargo, me parece importante también que se sepa verdaderamente quién es el agresor porque son varias denuncias. La mía no es la única. Él ya tiene registradas: policiales, tres. Conmigo: cuatro. Ahora se está abriendo su denuncia penal en cuanto al secuestro que tuvo conmigo”, es el testimonio de quien llamaremos Melissa.

Ricardo Milla tiene 33 años, es filósofo, fue profesor en la universidad de San Marcos, según su Twitter es columnista del periódico de tendencia izquierdista, Diario Uno, ha sido denunciado en redes sociales y ahora es investigado preliminarmente en sede policial por el Ministerio Público, esto determinado por decisión fiscal.

Según la presunta víctima que ha presentado la última denuncia, durante la madrugada del sábado 15 de mayo habría sido atacada física y psicológicamente, además de quedar privada de su libertad dentro del departamento de Milla, en el distrito limeño de San Borja.

Videos, testigos, chats y grabaciones de llamadas a la policía dan cuenta de los momentos de terror que vivió Melissa. También hay pruebas de cómo los amigos de Melissa fueron impedidos de poner a buen recaudo a la joven,

Las primeras señales

Melissa cuenta que conoció a Milla Toro en diciembre de 2020 y formalizan como enamorados en marzo de 2021:

“Hasta ese momento no se había evidenciado nada de él. Solo en dos ocasiones él se ponía a llorar y a decirme que tenía enemigos, que las feministas estaban en su contra, que en realidad le hacían bullying, por eso, entonces le hacían memes. Como él es de izquierda y es muy activo en política siempre le hacían memes o de repente cualquier cosa que él publicaba se reían algunas personas. De vez en cuando se levantaba este ruido de ‘es un agresor, es un violador’. Lo que él me refería ante eso era que las feministas lo odiaban, que estaban en contra de él, que por culpa de ellas había perdido trabajos. Son dos ocasiones en las cuales él llora y yo trato un poco de calmarlo, de estar con él, porque todavía no comprendía la situación y no sabía cuál era la magnitud”.

La relación alternó con días de convivencia en los que Melissa se quedaba en casa de Milla Toro. Ella cuenta que tenía que esforzarse en no hacerlo enojar, pues a consecuencia de una discusión que se dio porque ella quiso ir a la casa de su madre, quedó incomunicada:

“Se hacía muy tarde para entrar a mi clase. Yo le dije: ‘Me voy a ir hoy día, pero me voy a conectar a mis clases y después de mi clase me voy’. Y me desconectó el internet, me quitó mi celular y ya no me dejó entrar a mi clase”, recuerda Melissa.

Los hechos del 15 de mayo

Melissa explica que se reunió con amigos en casa de Milla Toro el viernes 14 de mayo. Ella calcula que a las 9:00 p.m. la mayoría se había retirado y solo se quedaron su mejor amiga y dos amigos más. Ahí notó algunas señales de alerta: “Él ya me estaba haciendo como un pequeño ruido. Me estaba diciendo que yo estaba gileándome a uno de los que estaban en la reunión cuando en realidad no era cierto. Estábamos conversando de lejos y yo estaba al lado de Ricardo todo el tiempo”.

Cerca de la 1:00 a. m. del sábado 15 de mayo su amiga se siente cansada y Milla Toro cede su habitación para que pueda dormir. Después de un rato Ricardo quiere recostarse en el mismo lugar: “Yo le insisto para dormir en otra habitación porque en su cama estaba mi amiga y yo quería estar sola con él […] Él me sujeta del cuello y como yo le estaba insistiendo para dormir en otra habitación me dice ‘¿no entiendes que no?’. Entonces, yo me asusto y me voy con mi mejor amiga al baño y me pongo a llorar”.

Ricardo entra al baño, retira a la amiga y habría aislado a la víctima en una habitación: “Cierra la puerta y me encara. Me dice ‘mira todo el escándalo que estás haciendo, qué te pasa’. Me jala del cabello y me lleva hacia su cuarto y me pongo a llorar”.

Según los videos y testimonios de las personas presentes esa noche, Melissa fue aislada en una habitación. Las declaraciones de una testigo y la víctima consignan así en el mismo parte del Ministerio Público. Después de ello viene un ataque que dejó inconsciente a Melissa:

“Le pido que se calme y él nuevamente me sujeta del cuello. Me tira a la cama y ahí nuevamente me empieza a presionar del cuello y yo empiezo a gritar del dolor. Mientras yo gritaba del dolor, mi mejor amiga y los otros dos chicos tocaban y tocaban la puerta como locos y decían ‘por favor, abran’. Y como yo gritaba de dolor, Ricardo intenta taparme la boca para callarme. Me pellizca la nariz y a la vez me tapa la boca y me corta la respiración. […] Yo desvanezco, caigo en cierto momento”.

En la manifestación de Ricardo que consigna el parte, este admite que los amigos de la denunciante “empiezan a tocar la puerta de manera violenta”, que Melissa “comienza a gritar” según él de manera “histérica” y que “por eso él le tapó la boca con su mano”.

Después de perder el conocimiento, Melissa trató de reponerse y es obligada a decirle a sus amigos que estaba bien y que abandonen el lugar. Milla expulsó del departamento a los amigos de Melissa cuando estos intentaron auxiliarla o asegurarse de que estaba bien. Aun así, aquella madrugada, D.A. (iniciales de la mejor amiga de Melissa) insistió en solicitar la intervención con policías para proteger la integridad de todos. Mientras, Melissa estaba retenida involuntariamente en casa de Milla Toro y sufrió violencia psicológica.

Luego de recibir recriminación, ella trata de descansar, pero recibe una llamada que la coacciona a fingir que no estaba siendo vulnerada: “Me levanto por la llamada de un número desconocido. Yo contesto y era el papá de Ricardo diciéndome que, por favor, salgamos porque afuera había efectivos policiales y quiere que todo esté bien”.

Melissa se ve forzada a salir con Milla Toro a su lado y decirle al oficial las indicaciones recibidas.

Después de desgastantes horas de encierro, maltrato y hostilización, finalmente se da una segunda intervención policial a las 1:00 p. m., aproximadamente, en la cual logran poner a buen recaudo a Melissa. Ella recibió todos los protocolos de la Policía Nacional del Perú y asesoría del Centro Emergencia Mujer. Su caso es atendido por la DEPINCRI San Borja-Surquillo.

A través de las redes sociales, Melissa dio a conocer los hechos a los que sobrevivió uniéndose al registro desde 2019 en páginas como Denuncias Anónimas #MeToo y Colectiva Feminista Kusqas.

También, según el Certificado Médico Legal, de fecha 15 de mayo de 2021, después de la evaluación de integridad física practicado a la agraviada, requiere un día de atención facultativa y cinco días de incapacidad médico legal.

La militancia de Ricardo Milla

Melissa ha conversado con otras denunciantes de Ricardo Milla y ella comenta que están preocupadas de que una persona con ese historial pueda ocupar algún puesto en la eventual gestión de Perú Libre, porque tendría vínculos amicales con militantes de ese partido en el cual Vladimir Cerrón es Secretario General.

En el Registro de Organizaciones Políticas (ROP), Milla Toro presentó una solicitud en 2011 para la organización política ‘Respetemos San Borja’. Esta figura como una afiliación que no cumplía requisitos. Entre 2009 y 2014 registra una afiliación al Partido Popular Cristiano – PPC, a la cual, según el ROP, habría renunciado.

Nos comunicamos vía WhatsApp con un número atribuido a Cerrón. Después de explicar que el involucrado tiene denuncias, nos asegura que este no es su asesor: “es simpatizante en vías de una militancia”, pero Milla Toro participó en abril de una asamblea organizada por Perú Libre con más de 60 organizaciones sociales de base en donde se presentó como parte de ese partido político, y en donde estuvo presente Cerrón saludando a las organizaciones, y en donde realizaron la presentación de un plan de gobierno, recibiendo sugerencias y agendas de las organizaciones.

De todas formas, las víctimas quedan atentas a un deslinde o pronunciamiento contundente del partido para garantizar el bienestar de las y los militantes y activistas de izquierda que ahora confluyen en alianza.

Melissa nos comparte que: “A él lo deslindaron de Perú Libre […]. Cuando yo estaba con Ricardo, Cerrón ni siquiera le contestaba el WhatsApp […] Cerrón era muy cortante con él. Incluso recuerdo que a Ricardo lo invitaron a una entrevista en RPP para que hable del partido y Cerrón le dijo que no vaya. Simplemente le dijo ‘no’ y nada más. Sus conversaciones eran así: sí, no, ah, ya, ok y listo”.

También nos pusimos en contacto, bajo el mismo medio, con Ricardo Milla Toro para obtener su descargo y facilitar el envío de pruebas y material audiovisual. Al cierre de esta edición no obtuvimos respuesta. Sin embargo, en el transcurso de horas a la espera de su versión, el acusado envió una solicitud por Facebook a la cuenta privada de una periodista de esta casa, quien tuvo que bloquearlo para no evitar ser invadida o vulnerada.

*Los testimonios aquí consignados se acogen al artículo 2, inciso 24 Literal E, de la Constitución Política del Perú, que refiere al Principio de Presunción de Inocencia.