La activista trans Gianna Camacho dio la nota de alerta de la discriminación sufrida por Fryda, una trabajadora del Mega Plaza que decidió inscribirse en el gimnasio Smart Fit ubicado en ese centro comercial.

Cuando la joven consultó sobre el uso de los baños, una pregunta que no tendría que hacer si en el Perú se reconociera el derecho a la identidad de género en el DNI, el encargado que la atendía, Jasan Rodríguez, le indicó que debería usar el baño que indica su género en el DNI, sin importar su performance de género ni la vulnerabilidad a la que la exponen no reconociendo que es una mujer trans y que debería usar el baño de mujeres sin ningún obstáculo.

El acto discriminatorio del personal de Smart Fit hizo que Fryda no pudiera inscribirse, por lo que envió un correo a la gerencia para saber cuáles son las razones de una normativa transfóbica.

Smart Fit le respondió confirmando la medida discriminatoria contra las mujeres trans en el gimnasio y reafirmando que no es posible brindarle acceso a los servicios higiénicos a los que debería ir, según la encargada, Carla Gil, les encantaría ayudarla y brindarle acceso al servicio higiénico pero “no es posible” una medida tan sencilla para el bienestar de una de sus posibles clientas:

Debido a esta respuesta, Fryda realizó un reclamo formal en el libro de reclamaciones del local:

Este reclamo fue respondido por Smart Fit con el mismo talante, negando que exista un acto discriminatorio en su negativa de que Fryda use el baño que debería usar según su identidad de género.

Por esta denuncia, Indecopi respondió a la activista Gianna Camacho señalando “rechaza enérgicamente todo acto de discriminación que afecte los derechos de las y los ciudadanos consumidores”, por lo que ya se estaban comunicando con Fryda.

Un gimnasio con antecedentes de transfobia

En 2018, el gimnasio Smart Fit también fue denunciado por la modelo y actriz Javiera Arnillas, pues al momento de inscribirse se negaron a reconocer su nombre social.

Cuando ya estaba a punto de cerrar el contrato, antes de darles mi DNI, les dije si podía poner un nombre que no fuera el del documento y me dijeron que no se podía. Lo dijeron de forma muy tajante y, como estaban todos apurados, ya no dije nada. Me dio cólera y me fui”, contó en esa ocasión la joven.

Luego de la denuncia, el gimnasio se disculpó y se comprometió a mejorar sus medidas transfóbicas, pero al parecer, no cumplieron con lo prometido.