Coronavirus global. Desde los países de mayor economía se ha globalizado este virus que está modificando nuestros estilos de vida y que pone en prueba lo mejor y lo peor de nosotros. Más allá de nuestras legítimas preocupaciones para acabar con la epidemia debemos pensar en las lecciones que nos quedarán tras esta crisis sanitaria.

1. Recuperar el Estado. El neoliberalismo ha reducido el papel del Estado peruano, priorizando el protagonismo del mercado, impidiéndole garantizar nuestros derechos y proteger los servicios públicos a los que todos debemos acceder. Hoy sabemos lo necesario que es tener un Estado fuerte que nos garantice servicios óptimos de salud. Nos corresponde recuperar el Estado para que esté al servicio de la ciudadanía, no por paternalismo, sino porque es razón de ser.

2. La salud es un derecho. No debe ser un privilegio, ni una mercancía. Los servicios públicos de salud o del seguro social son pésimos, no hay cobertura para el total de la población, y quienes más lo padecen son las personas empobrecidas. La incapacidad en la que han dejado al Estado ha servido para la privatización de este servicio, para el beneficio de grupos privados que trafican con nuestra salud con sus clínicas y laboratorios privados, sus monopolios farmacéuticos, sus seguros usureros; los que además en emergencias como estas no nos sirven.

3. La clase trabajadora existe. Y les debemos gratitud, por ser ella la que está poniendo el hombro para frenar esta pandemia. Trabajadores y trabajadoras del sector salud, de la Policía, de las Fuerzas Armadas, de la prensa, de las instituciones públicas y financieras, obreros y obreras de la limpieza pública y seguridad ciudadana, entre otros trabajadores. Mención aparte merecen las y los trabajadores del agro, campesinos, agricultores, así como pescadores, ganaderos, transportistas, comerciantes que con su trabajo nos abastecen de alimento. Son los de abajo, los malpagados, los que nos ayudan a salir de esto. Los de arriba seguirán cuidando que nada cambie pese a su fracaso para garantizar la vida. El Perú está en deuda con estas personas que enfrentan la crisis en precariedad y que deben ser reconocidos con derechos laborales plenos, salarios justos y con mayor presupuesto para sus sectores.

4. Volver a la comunidad. Estos días de cuarentena nos demuestran que el individualismo nos lleva al fracaso, que si podemos trabajar es porque lo hacemos gracias a que pertenecemos a una comunidad, a una red que se teje con el aporte de distintas personas. Debemos recuperar los vínculos comunitarios de solidaridad, exigir políticas de bien común que protejan a los que el sistema excluye: desempleados, ambulantes, madres sin trabajo remunerado, personas en abandono, etc. Saber que no podemos estar bien si hay otra parte de la población que no está incluida. Ojalá aprendamos que nuestra vida depende de la vida de los demás.

5. Cambia el modelo. El próximo año, en las elecciones generales, acuérdate de esta crisis, sus consecuencias y de quiénes más la sufrieron. Recuerda que el modelo neoliberal que minimiza el Estado, desestima la inversión pública, legisla a favor de la gran empresa, flexibiliza los derechos laborales, privatiza los servicios públicos, termina afectándonos a todxs. Cortemos tres décadas de neoliberalismo para recuperar el derecho a la salud, educación, vivienda, etc., hagamos que realmente sean derechos universales. No votes a un/a neoliberal.

El Perú y el mundo merecen cambiar después del coronavirus.