El Congreso de la República no deja de ser un espacio de reconocimiento de lo mal que está el Perú a través de algunas performances de sus congresistas.

En esta oportunidad, dos congresistas y un parlamentario andino han “condecoraciones” a sus allegados por el simple hecho de ser sus allegados, haberlos ayudado en su campaña o ser del mismo partido político. Con eso devalúan cualquier otro reconocimiento del Congreso a personas que realmente han hecho méritos para merecerlos.

Primer caso: la salsera

La congresista Rosselli Amuruz premió a los cantantes que la apoyaron en su campaña electoral y a los que cantaron en su cumpleaños, la Combinación de la Habana y Kate Candela, respectivamente, se han relacionado con la parlamentaria de Avanza País.

Segundo caso: la antiderechos

La congresista Milagros Jáuregui de Aguayo, de Renovación Popular condecoró a su propio esposo, Guillermo Aguayo, según ella, por ser un líder provida y profamilia, es decir, por estar en contra de los derechos de las mujeres y de las poblaciones LGTBI. Ambos personajes se han hecho millonarios a través de su iglesia evangélica “La Casa del Padre” y los talleres y diplomados que brindan a incautos a los que prometen mejoras en sus vidas y prosperidad por medio del discurso religioso. Por lo menos, la vida de la pareja sí prosperó.

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Tercero caso: los colegas

Gustavo Pacheco, recordado toledista y ahora parlamentario andino de Renovación Popular, condecoró a los integrantes de su bancada y firmes promotores del golpismo, Jorge Montoya y José Cueto. El argumento: “Valiosos aportes al Perú”.

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