Ni el presidente Vizcarra que ayer fue vacado ni el Congreso de la República nos representan. Es la misma corrupción con nuevos rostros o viejos corruptos reciclados. La crisis no es solo política, económica y sanitaria: es una crisis estructural. Y tiene su origen en el propio modelo de Estado diseñado en una Constitución impuesta precisamente por una dictadura que hizo de este Estado una organización criminal para favorecerse y favorecer al poder económico. La única salida es una nueva Constitución para construir un nuevo modelo de Estado.

Exigimos una Asamblea Popular Constituyente construida de abajo hacia arriba, con participación plena y efectiva de todos los movimientos sociales, las mujeres y los pueblos indígenas y no solo por las élites políticas que hoy obedecen a los grandes grupos de poder, como la CONFIEP.

Los actuales poderes del Estado no nos representan a los pueblos y las mujeres indígenas porque en casi doscientos años nunca nos representaron: desde su nacimiento, este Estado monocultural nos excluyó, nos reprimió, trató de asimilaros, nos hizo objetos de genocidio físico y cultural. En el cercano Bicentenario no tenemos nada que celebrar. ¡Asamblea Popular Constituyente ahora!